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1-nov.-2024, viernes de la 30.ª semana del Tiempo Ordinario

Los santos nos dan testimonio con su serena, pero fuerte amabilidad, su integridad, su entrega a Dios y a sus hermanos, trabajando por la justicia, la verdad y la paz.

Alegre es esta mañana que nos regalas para vivir el nuevo mes que hoy iniciamos; lo hacemos colocados en tus manos con sentimientos de amor, de esperanza y de mucha fe. Confiamos en que será un mes demasiado bueno, porque caminaremos contigo sirviendo a nuestros hermanos. 

Hoy nos regalas una fiesta muy hermosa, la de todos tus santos, aquellos a los que les premiaste su forma de ser, de obrar, de servir y su forma de amar. Gracias, Señor, porque en el testimonio de vida de cada uno de ellos vamos encontrando — junto con el sentido a nuestra vida— que no hay que buscar más de la santidad sino en el servicio, en el amor y la entrega y hacer el bien a nuestros hermanos. Nos muestras que los santos son gente como nosotros, pero tuvieron la valentía de ser diferentes, de hacer las cosas ordinarias de la vida de manera extraordinaria porque de Ti tomaron su valor. Ellos nos dan testimonio con su serena, pero fuerte amabilidad, su integridad, su entrega a Dios y a sus hermanos, trabajando por la justicia, la verdad y la paz. Hoy te pedimos la fuerza para seguirte como ellos lo hicieron. Inspíranos hoy con nuevas esperanzas en el futuro. Que nos percatemos, Señor, de que con tu fuerza hasta nuestros sueños más atrevidos pueden hacerse realidad e incluso pueden ser superados; que la justicia, la bondad, la solidaridad, el servicio y el amor sean valores por los que valga la pena vivir; y que un día, tú corones tu propio trabajo en nosotros. Danos la humildad, la sencillez y la confianza que los santos tuvieron en ti para que —al inicio de este mes— nuestras obras y nuestras acciones sean bendecidas en tu presencia; que busquemos hablar bien de todos, hacer el bien a todos y pensar bien de todos

Un muy feliz y santificado viernes último día laboral y primer día de nuestro mes para todos. Busquemos la santidad en las cosas pequeñas y sencillas y grandes a los ojos de Dios. 

santa Rosa, san Gerardo Mayela, san Jorge, san José, santa Marta, santa Carola, santa Alejandra, san Luis Beltrán, san Andrés, san Juan, santa Ángela, san Diego, san Salvador, santa Paula, san Julián, santa Claudia, etc., etc.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Hoy celebramos la solemnidad de Todos los Santos. A la luz de esta fiesta, detengámonos un poco a pensar acerca de la santidad, en particular en dos características de la verdadera santidad: es un don —es un regalo, no se puede comprar— y, al mismo tiempo, es un camino. Un don y un camino.

En primer lugar, es un don. La santidad es un don de Dios que hemos recibido en el Bautismo: si lo dejamos crecer, puede cambiar completamente nuestra vida (cf. Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 15). Los santos no son héroes inalcanzables o lejanos (…) seguro que hemos conocido a algunos de ellos, algún santo cotidiano, alguna persona justa, alguna persona que vive la vida cristiana en serio, con simplicidad (…) La santidad es un don que se ofrece a todos para tener una vida feliz. Y, al fin y al cabo, cuando recibimos un don, ¿cuál es nuestra primera reacción? Precisamente que nos ponemos felices, porque significa que alguien nos ama; y el don de la santidad nos hace felices porque Dios nos ama. (…) La santidad es un camino, un camino de juntos, ayudándose mutuamente, unidos con aquellos compañeros ideales que son los santos. (Ángelus, 1° de noviembre de 2023)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.