“Cerca de ti Señor, yo quiero estar. Llena mi pobre ser, limpia mi corazón, hazme tu Rostro ver en la aflicción”. Con la estrofa de este bello canto, nos levantamos en tu nombre y emprendemos nuestras labores, con alegría y optimismo. Danos la fuerza de tu Espíritu para que las obras que realizaremos sean de tu agrado.
Señor, nos llamas a escuchar tu palabra de amor y de misión. Haznos receptivos, y que ella mueva nuestros corazones. Ponnos en sintonía también con tu voz que habla en los hermanos y en los acontecimientos de la vida. Y haznos también atentos a tu silencio. Ayúdanos para que nuestra vida sea como la de Samuel, con una predisposición total a la voluntad del Padre celestial: “Háblame, Señor, que tu siervo escucha”. Porque Él nos sigue llamando igual que al profeta, nos sigue “necesitando” en medio de nuestro diario vivir como el dueño de la vid a los obreros.
Samuel no sabe quién le llama, su desconcierto es como el que nosotros podemos sentir muchas veces. Estamos llenos de ruido y tal vez no seamos capaces de distinguir la voz del Padre ni la tuya, en medio de nuestras preocupaciones, y de las carreras a todas horas. Pero tú sigues llamándonos y nosotros debemos estar atentos a tu voz y dispuestos a seguir tu voluntad. Nuestra misión es ser discípulos fieles que trabajamos en tus campos, para que la cosecha sea abundante. Ayúdanos en las ocasiones en que sentimos fiebre de egoísmo, de incomprensión, indiferencia, pereza y muchos otros negativismos. Quítanos estas fiebres que no nos dejan ser felices y como la suegra de Pedro, nos levantemos a servir en nuestros hermanos.
Nuestro corazón sea como el de Samuel: abierto y dispuesto siempre para levantarnos y caminar por los senderos de tu Palabra y tu voluntad. Que este miércoles lo podamos vivir en tu compañía y cumpliendo tu voluntad. Muéstranos los senderos que deberemos recorrer e inspíranos con tus palabras para todo lo que realizaremos sea de tu agrado y seamos bendecidos en tu amor y tu bondad, ayúdanos, Señor para que nunca nos cansemos de decir: “aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”. Sonriamos y seremos felices. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos. Te damos gracias, Señor.
Un miércoles productivo y bendecido.