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11-dic.-2022 domingo de la 3.ª semana de Adviento

«Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como ciervo el tullido, la lengua del mudo cantará».

«Tened paciencia y manteneos firmes. Sed fuertes y no temáis». Con estas palabras alentadoras y esperanzadoras demos gracias al Señor, por este día de descanso y que bondadosamente nos regala; por los sentimientos e ilusiones con que lo vamos a vivir.

Señor Dios de alegría y esperanza: Tú quieres venir hoy y estar cerca de nosotros y por eso queremos que se sienta de modo palpable y visible que vives entre nosotros cuando nos sentimos cercanos unos a otros y promovemos el amor, la solidaridad y el servicio especialmente entre los más necesitados y entre todos los que sufren. Gracias, Señor, por tu palabra y la alegría que nos comunicas hablando al Bautista, porque te presentas como el Mesías, enumerando seis signos de esperanza y alegría ─todos ellos signos de salvación, ninguno de condena─: la curación de los ciegos, de los sordos, de los leprosos, de los tullidos, la resurrección de los muertos y el anuncio del Evangelio a los pobres. Parece que surge algo nuevo: nos preparas a vivir la alegría en el jardín de nuestro corazón con esta bienaventuranza: “bienaventurado quien no se escandaliza de mí”. No hay necesidad de escándalo sino de confianza y amor a ti.

Ojalá reconozcamos que tú eres quien ha de venir y así te recibamos con alegría. Ayúdanos a comprender que solo tú nos libras de la ceguera que cierra nuestros ojos y nos impide verte a ti y las necesidades de nuestros hermanos. Abre nuestros oídos a tu palabra y a las carencias y necesidades de los que nos rodean. Haznos caminar por tus caminos y líbranos de nuestro egoísmo. Ayúdanos a preparar con alegría y esperanza tu venida liberadora entre nosotros y sobre todo que lo hagamos en unidad y con la paciencia de esperarte animadamente y fortalecidos en fe con la paciencia del sembrador. Las palabras de Isaías nos ayudarán a comprender con esperanza tu venida: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará». Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Permítenos, Señor, la alegría de tener el jardín florido de nuestro corazón, con rosas de esperanza, geranios de fe, margaritas de caridad y begonias de solidaridad. Danos la gracia de la alegría y felicidad teniendo el más florido jardín de nuestros corazones.

Bendiciones abundantes en este tercer domingo de adviento, Domingo de la alegría. Los abrazo y los bendigo.

Feliz y florecido domingo compartido en familia.

Oración de Paz y Calma

«Sin la fe es imposible agradar a Dios, porque aquel que se acerca a Dios debe creer que él existe y es el justo remunerador de los que lo buscan» (Hebreos 11, 6). Señor Dios, fortalece nuestra fe para que podamos servirte en todo momento y aun en medio de las angustias que nos toca vivir. Bendice nuestra vida y que sea tu Palabra la misma brújula que nos guíe a esas cosas maravillosas que has destinado para cada uno de los que te amamos. Que nuestros corazones se abran a ti, Padre Santo, porque somos tus hijos muy amados. Amén. (Autor: Qriswell Quero de Pérez)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.