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13-ene.-2024, sábado de la 1.ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy sales y pasas por la orilla del lago de nuestra esperanza

Gracias, Señor, por tu amor y misericordia, al iniciar otra jornada en nuestro diario vivir. Gracias por esta semana que vamos culminando; las buenas acciones y nuestras labores realizadas son motivo de agradecimiento. Hoy sales y pasas por la orilla del lago de nuestra esperanza, para seguir fortaleciendo nuestros corazones en tu amor, tu bondad y generosidad. Señor, siempre experimentamos tu misericordia y perdón y tu llamado a que esperemos y confiemos en ti. No permitas que menospreciemos, y mucho menos despreciemos a personas que estén luchando contra su propia debilidad, o que se encuentren demasiado cansadas para mantenerse en pie. Ayúdanos a reconocer en ellas nuestra propia humanidad, débil y vacilante.

Concédenos un corazón comprensivo y unas manos dispuestas a ayudar y servir. Sabemos, Señor, que tú no te fijas en apariencias externas, sino que miras lo profundo del corazón. Que hoy experimentemos en nuestro ser, que a pesar de lo que somos, pensamos y sentimos, tú nos miras al corazón y nos sigues llamando a servirte. Que nuestra generosidad y disponibilidad sean inmediatas como lo fue Mateo para responderte. Tú llamas concretamente para seguir tus huellas, caminar tus caminos, hacer lo que tú haces, decir como tú dices, sanar como tu sanas, anunciar como tu anuncias, amar como tus amas. Nuestra respuesta sea en fidelidad y amor. Permítenos recordar siempre que tú no has venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Feliz fin de semana para todos.

PÍLDORAS DE FE

Oración de Calma

Qué precioso es, Señor, abrir los ojos y sentir que nos tienes entre tus manos. Gracias por ayudarnos a mantener abierto el corazón para descubrir tu profundo amor. Danos todo lo que necesitamos hoy para cumplir con ese plan que ya has trazado para nosotros. Inunda nuestros corazones de esa fe que sana, que da luz y esperanza. Amén.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Como el publicano Mateo, cada uno de nosotros se encomienda a la gracia del Señor, a pesar de los propios pecados. Todos somos pecadores, todos hemos pecado. Llamando a Mateo, Jesús muestra a los pecadores que no mira su pasado, la condición social, las convenciones exteriores, sino que más bien les abre un futuro nuevo. Una vez escuché un dicho bonito: «No hay santo sin pasado y no hay pecador sin futuro». Esto es lo que hace Jesús. No hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro. Basta responder a la invitación con el corazón humilde y sincero. La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al Señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón. La vida cristiana, entonces, es escuela de humildad que nos abre a la gracia. (Audiencia General, 13 de abril de 2016)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.