Plácida noche y ojalá de sueños hermosos. Estamos despertando a un nuevo día y segundo de la semana. Ahora, levantados, iniciamos nuestra jornada habiendo recobrado fuerzas para afrontar nuestras labores con la esperanza de que los planes y proyectos fructifiquen y sean bendecidos. Recorreremos el camino con confianza y con mucha paciencia para que en ellos se note la mano de Dios.
En el inicio de nuestras actividades laborales, concédenos, Señor, compartir este martes en amor y servicio y a ejemplo de tu discípulo Matías que fue testigo de tu vida, de tu muerte y de tu gloriosa resurrección; que, siguiendo su ejemplo, seamos testigos de tu vida, viviendo nuestra existencia lo mejor que podamos e irradiando la alegría de discípulos que estamos renaciendo contigo a una vida nueva y más profunda. Gracias, Señor, porque en el cumplimiento de tus mandamientos permanecemos unidos a ti. Permítenos amar a nuestros hermanos para que juntos cumplamos tus mandatos y permanezcamos en ti. Gracias, Señor, porque nos has elegido para amar, servir y llevar tu mensaje de esperanza y reconciliación. Hoy nos das la capacidad de poder amar no con sentimientos humanos, sino amar como verdaderamente se debe amar: con el corazón, con sentimientos generosos y no con amor interesado. Enséñanos a amar como tú nos amas. Amén. Muy feliz martes, lleno de ilusiones y deseos de hacer el bien a los demás, especialmente a los angustiados y desesperanzados.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «A partir de las realidades que el alma conoce, el discurso divino le inspira secretamente un amor que no conocía» (san Gregorio magno).
* «La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios. La relación de amor entre Él y el Padre es la relación de amor entre Él y nosotros» (Francisco).
* «Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf. Jn 13,34). Amando a los suyos ‘hasta el fin’ (Jn 13,1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor’ (Jn 15,9). Y también: ‘Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado’ (Jn 15,12)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1823)