Qué grato, Señor, iniciar este día y comenzar la semana bajo la inspiración y el testimonio que nos regalas en la memoria de Santa Inés, que a pesar de su juventud nos ha dejado un hermoso ejemplo de confianza en ti. Que la callada fuerza de santa Inés nos inspire a no avergonzarnos de nuestra condición de seguidores tuyos ni de tu mensaje de amor y vida, aunque tengamos que afrontar contradicciones.
Ayúdanos a ser siempre fieles a ti y que las labores que iniciamos tengan tu bendición. Regálanos en esta semana los dones de la paciencia para que nada ni nadie nos perturbe en nuestras actividades, los dones de la caridad y el servicio para que cumplamos tu voluntad. Aleja de nosotros todo signo de pesimismo y negativismo, para que no seamos como los que echan el vino de la fe, de la esperanza y de la caridad en odres que no van a resistir y, por el contrario, tengamos en cuenta: «A VINO NUEVO, ODRES NUEVOS».
Un muy esperanzador y productivo inicio de semana y buena siembra de ilusiones en nuestros corazones. Que nuestra oración dirigida al Dios del amor y del consuelo, sea la de san Carlos de Foucauld:
Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí,
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo.
Y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
«La ley está al servicio del hombre, que está al servicio de Dios, y para esto el hombre tiene que tener el corazón abierto». La actitud de los que dicen: «Siempre se ha hecho así ...» en realidad nace de «un corazón cerrado». En cambio, «Jesús nos dijo: “Voy a enviar al Espíritu Santo y él os conducirá a la verdad plena”» (…) «los cristianos obstinados en el “siempre se ha hecho así, este es el camino, este es la vía”, pecan: pecan de adivinación»: es «como si fuesen al quiromántico». Así que al final resulta «más importante aquello que se dijo y que no cambia; lo que siento —dentro de mí y de mi corazón cerrado— que la palabra del Señor». Y esto «es también pecado de idolatría: la obstinación. (…) «¿Cuál es el camino?» «abrir el corazón al Espíritu Santo, discernir cuál es la voluntad de Dios». Es el mensaje que hoy nos da la Iglesia; y que Jesús dice con tanta fuerza: “¡Vino nuevo en odres nuevos!”». Porque «ante las novedades del Espíritu, ante las sorpresas de Dios, también las costumbres deben renovarse» (Homilía de Santa Marta, 18 de enero de 2016)