Gracias por un nuevo día en el que proclamaremos tu nombre y procuraremos practicar la caridad y el amor como tú quieres. Al iniciar nuestras labores, queremos consagrarlas a tu bondad, para que todo lo hagamos de corazón y con el corazón. Tus caminos no son nuestros caminos, tus pensamientos no son nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos sean los tuyos, nuestras acciones sean tu misericordia y nuestro servicio sea tu amor.
Bendecidos porque lo débil atrae tu fuerza. Perdónanos por todas las veces que pretendemos convertir tus leyes, e incluso las nuestras, en algo inflexible y absoluto, por las que nos amarramos a nosotros mismos y a los demás, pero tú nos recuerdas que lo que cuenta es cómo vivimos para ti y para los hermanos y cómo hacemos partícipes los unos a los otros de nuestra propia persona. Permite que vivamos con tu mentalidad y tus pensamientos para que verdaderamente nos hagamos tus discípulos y servidores en el amor.
Ojalá hoy y siempre nosotros podamos fijarnos en nuestros hermanos mirando con los ojos del corazón y tener el mismo sentimiento que tienen tú y el Padre celestial: «Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón» (1S 16, 7). Guárdanos y protégenos en tu amor y misericordia y permite que nuestro martes sea de servicio y fraternidad.
PÍLDORAS DE FE
Oración de Calma
Querido Señor, te pedimos fe para reconocer tu amor en cada momento de nuestras vidas. Infúndenos sabiduría para discernir tu voluntad y seguirte con diligencia. Que nuestras acciones reflejen la auténtica sabiduría que proviene de vivir según tus enseñanzas. Bendícenos en este nuevo día. Amén.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «Los que vivían según el orden de cosas antiguo han venido a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por Él y por su muerte» (san Ignacio de Antioquía).
* «El reposo del “sábado” pretende la participación en el descanso y en la paz de Dios. Pero, cuando el hombre se niega al “ocio por Dios” (esto es, a la adoración), entonces entra en la esclavitud del “negocio”» (Benedicto XVI).
* «El Domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2.175).