Qué bello es iniciar el día dando gracias a Dios y hacerlo con un hermoso canto:
Hoy, Señor, te damos gracias
por la vida, la tierra y el sol.
Hoy, Señor, queremos cantar
las grandezas de tu amor.
Gracias Padre, mi vida es tu vida,
tus manos amasan mi barro;
mi alma es tu aliento divino,
tu sonrisa en mis ojos está.
Gracias, Padre, tú guías mis pasos,
Tú eres la luz y el camino;
conduces a ti mi destino
como guías los ríos al mar.
Gracias, Padre, me hiciste a tu imagen,
y quieres que siga tu ejemplo;
brindando mi amor al hermano,
construyendo un mundo de paz.
Curar aquella mano paralizada debió tener un significado grande para ti, Señor, y para el enfermo, al igual que tiene significado para nosotros, pues la mano simboliza nuestra capacidad de trabajar, de construir, pero también de dar, de aportar algo, de hacer el bien. Por eso, con este milagro curaste mucho más que una mano; promoviste al enfermo para que pudiera vivir con dignidad y sentirse útil. Aun así, los fariseos eran incapaces de alegrarse por el bien de la persona curada. Danos en este día la gracia de alegrarnos por la felicidad de nuestros hermanos, de contemplarte liberando de las parálisis a los que se encuentran pesimistas, en soledad y tristeza; de confiar en ti y en el Padre celestial. Y, si los obstáculos son como Goliat, regálanos la honda de la esperanza para poder derribarlos; que recordemos que nuestros pensamientos son diferentes a los tuyos: lo débil y pequeño atrae la fuerza de tu amor.
Tú te haces presente en la vida de cada uno y nos confías una misión. Tú crees en nosotros, a pesar de las apariencias, de los obstáculos, de nuestros propios prejuicios y los de los demás. No permitas que nuestra fe sea paralizada y, si ya lo está, que todos seamos curados de esa parálisis que nos impide poner nuestra vida a tu servicio y el de nuestros hermanos. A ti nos acogemos, en ti confiamos y en ti esperamos. Que Nuestra Madre la Virgencita nos ilumine con su presencia y siga siendo nuestra intercesora. Amén.
Un muy feliz, fraternal y maravilloso miércoles.
PÍLDORAS DE FE
Oración de calma
Gracias, Señor, por el regalo del nuevo día, por abrir los ojos y contemplar un nuevo amanecer, por la vida que me has dado. Confío en que hoy vendrás en mi ayuda y me harás caminar seguro, con la certeza de que me llenas de valor y diriges mis pasos. Amén.