Hoy, Señor, te damos gracias porque nos has llamado a cada uno a la vida y nos envías como tus discípulos a predicar tu mensaje de amor, a llevar esperanza y a ser portadores de servicio. Un día te fijaste en cada uno de nosotros, nos llamaste y nos sigues llamando; hoy queremos responderte en fidelidad y entrega, con alegría y generosidad.
No quieres que dejemos de hacer nuestros quehaceres diarios, sino que en ellos mismos realicemos nuestro discipulado. Al igual que a Pedro y a los otros discípulos, nos invitas a estar contigo, a permanecer en tu amor y tener disponibilidad de corazón. Ayúdanos a saber responder, echando las redes de la esperanza y ansiando que la pesca sea abundante. Es una elección en la que sólo cuenta tu voluntad, tu predilección y tu amor. Gracias y permite que lo hagamos en alegría y felicidad y si se presentan obstáculos que no olvidemos tus palabras: “Yo estaré con vosotros”.
Vivamos nuestra vocación y dejémonos modelar por el amor de Dios. Feliz término de semana laboral, bendecidos por el Señor. Viernes de llamado y de respuesta generosa. Los abrazos y los bendigo.
PÍLDORAS DE FE
Oración de Calma
Querido Padre, te pedimos humildad para reconocer nuestra necesidad de tu mano amorosa y tu dirección. Dirige nuestros pasos con tu verdad, mostrándonos el camino que has trazado para nosotros. Concédenos confianza en tu Providencia, sabiendo que en tu amor encontramos seguridad. Amén.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «‘Os exhorto a presentar vuestros cuerpos’ (Rom 12,1). Al rogar así, el Apóstol eleva a todos los hombres a la dignidad del sacerdocio; exhorta a todos a presentar sus cuerpos como sacrificio vivo» (san Pedro Crisólogo).
* «El bien siempre tiende a comunicarse. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla (…). No debieran asombrarnos, entonces, algunas expresiones de san Pablo: ‘El amor de Cristo nos apremia’ (2Cor 5,14); ‘¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio!’ (1Cor 9,16)» (Francisco).
* «Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con Él y participar en su misión; les hizo partícipes de su autoridad ‘y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar’ (Lc 9,2) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 551).