La luz de un nuevo día nos llama a amar y servir en este día según tu voluntad. Motivo suficiente para darte gracias.
Ahora, Señor, elevamos nuestra oración confiada: “Por eso, animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis”. Pablo quería animar a los tesalonicenses, darles razones de sobra para seguir adelante a pesar de las pruebas, de las persecuciones, de los problemas, de las enfermedades. Dice Pablo: que Tú eres nuestra esperanza, por eso vivimos para Ti o morimos para Ti. Porque si nuestra fe se trata solo del aquí y del ahora, es muy pobre, y no se sostiene, porque todo lo mejor está por venir. Por eso nuestro corazón se llena de alegría y de sentimientos de espera, porque esperamos que venga lo mejor para nuestras vidas: tu presencia plena y amorosa. San Gregorio magno, que quiere decir “el grande”, fue un hombre de fe y de confianza celoso de la Palabra y la liturgia y testigo fiel de entrega y disponibilidad. Te damos gracias por hacernos testigos de tu amor. Infunde tu Espíritu para que iluminados por tu presencia seamos generosos y limpios de corazón. Un muy feliz y santificado martes.
