Señor, te damos gracias por los bellos momentos que estamos viviendo en este tiempo de Navidad y aunque son muchas nuestras carreras y ajetreos de estos días, nuestra ansiedad es saber que estás más cerca y que nuestros corazones experimentan la alegría. Gracias, Señor, porque tenemos la certeza que hemos preparado adecuadamente el camino y que la habitación de nuestro corazón está disponible y dispuesta de la mejor manera posible para recibirte. Queremos levantar la cabeza y mirar en el horizonte de nuestras vidas la Luz que nos anuncia tu llegada. Permítenos esperarte despiertos y en vela pero sobre todo en alegría.
En la inminencia de la Navidad, tu Palabra nos invita a la alegría, a la fiesta, pero también a la apertura del corazón a la novedad impredecible de Tu presencia. De Juan muchos se admiraron “porque la mano de Dios estaba con él”. Ojalá seamos Juanes Bautistas, para ser precursores y anunciadores de tu presencia entre nosotros. Te alabamos, te bendecimos y te adoramos. En ti confiamos y en ti esperamos. Gracias, Señor. Amén.
Feliz y deseado viernes que nos dispone a tu nacimiento.
NUESTROS CORAZONES DISPUESTOS A TU LLEGADA.
“Ante el Príncipe de la Paz, que viene al mundo, depongamos toda arma de cualquier tipo. Que ninguno saque provecho de la propia posición o del propio rol para mortificar al otro” (papa Francisco).