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23-may.-2025, viernes de la 5.ª semana de Pascua

«Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado»

En este nuevo amanecer que recibimos de tu bondad y tu generosidad te expresamos nuestro amor y gratitud porque despertamos a un nuevo día con salud y bienestar; saludamos nuestro último día laboral de esta semana. 

Gracias, Señor, por tu bondad y misericordia que nos ha llevado a que vivamos la plenitud del amor. Nuestros días, algunos lluviosos otros soleados, los hemos recibido con la gratitud y cumpliendo tu santa voluntad de amarnos como verdaderos hermanos. Nos sigues insistiendo que amemos como tú nos has amado. Y como tú nos dices «nadie tiene amor más grande que el que dan la vida por sus hermanos». Ahora, como verdaderos discípulos que hemos sentido el llamado que nos has hecho porque tú nos has elegido, ahora tenemos el gran gozo y la alegría de servir a nuestros hermanos, amándolos desde el corazón. Amén. 

Nuestro viernes sea día de generosa, entrega en servicio, humildad y sencillez para que cumplamos tu voluntad y nos amemos unos a otros. Los abrazo y los bendigo. 

LAS PALABRAS DE LOS PAPAS

Los hombres, elegidos desde la eternidad por el Padre en el Hijo amado, encuentran en Cristo el camino para alcanzar su fin de hijos adoptivos. Se unen a él convirtiéndose en su Cuerpo. Por él suben al Padre, como una sola realidad, junto con las cosas de la tierra y del cielo. Este designio divino halla su realización histórica cuando Jesús instituye la Iglesia, que primero anuncia (cf. Mt 16, 18) y luego funda con el sacrificio de su sangre y el mandato dado a los Apóstoles de apacentar su rebano. (…) Para la realización de esta comunión de los hombres en Cristo, querida desde la eternidad por Dios, reviste una importancia esencial el mandamiento que Jesús mismos define «el mandamiento mío» (Jn 15, 12). Lo llama «un mandamiento nuevo»: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros» (Jn 13, 34). «Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado». El mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo, tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. Pero Jesús lo sintetiza, lo formula con palabras lapidarias y le da un significado nuevo, como signo de que sus discípulos le pertenecen. «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros» (Jn 13, 35). Cristo mismo es el modelo vivo y constituye la medida de ese amor, del que habla en su mandamiento: «Como yo os he amado» (San Juan Pablo II – Audiencia general, 15 enero de 1992)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.