“Noche de paz, noche de amor…” es el canto inspirado que escucharemos en esta noche, que abre nuestros corazones para esperar ansiosamente al príncipe de la paz, Señor de la esperanza y Rey del amor. Hoy nuestros sentimientos son de agradecimiento y de alegría por este acontecimiento tan grande en la vida de cada uno de nosotros. Hoy nace la verdadera vida, hoy es el nuevo amanecer, lleno de esplendor y de gozo.
Abre nuestros oídos y nuestros corazones, para que sepamos recibir tu Palabra y guardarla. Que tu Palabra se haga carne en nosotros también en nuestras palabras de paz y verdad y en nuestras obras de justicia y amor, de amistad y de humilde servicio.
Ojalá que sea ésta la manera en que te reconozcamos como nuestro salvador, nuestro guía, la luz y el camino. Y al mismo tiempo lleguemos a nuestros hermanos para que dejen su negativismo y de hablar palabras de amargura, soledad y tristeza, para que nosotros les hablemos palabras confortantes de esperanza.
Hoy germina la más hermosa semilla de paz, reconciliación y amor. Tú vienes a nosotros y queremos contemplarte como Dios-con-nosotros. En esta noche de esperanza, de amor generoso y reconciliación, nos unimos para expresar sentimientos de felicidad:
"Es Navidad cada vez que permites al Señor renacer para darlo a los demás (…) es Navidad cada vez que estás en silencio para escuchar al otro (…) es Navidad cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad" santa Teresa de Calcuta.
"Jesús yace en el pesebre, pero lleva las riendas del gobierno del mundo; toma pecho y alimenta a los ángeles; está envuelto en pañales y nos viste a nosotros de inmortalidad; está en lactancia y lo adoran; no halló lugar en la posada y el fabrica sus templos en los corazones de los creyentes. Para que se hiciera fuerte la debilidad, se hizo débil en fortaleza (…), así encendemos nuestra caridad para que lleguemos a la eternidad" san Agustín.
En el pesebre de nuestro corazón, en la cuna de nuestra humildad y en las pajillas de nuestra sencillez llegas tú mismo a habitar en medio de nosotros. La alegría y la felicidad sean los motivos para decirte: “bienvenido Jesús, te esperábamos”.
Una muy feliz y santa Navidad, vivida en abrazos de alegría, amor, reconciliación y servicio. Los abrazo y los bendigo.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
En el Evangelio de hoy resuena el saludo del Ángel a María: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lucas 1, 28). Dios siempre ha pensado en ella y la ha querido, para su plan inescrutable, como una criatura llena de gracia, es decir, llena de su amor. Pero para llenarse es necesario hacer espacio, vaciarse, hacerse a un lado. Como María, que supo escuchar la Palabra de Dios y confiar totalmente en su voluntad, aceptándola sin reservas en su propia vida. Tanto es así que el Verbo se hizo carne en ella. Esto fue posible gracias a su “sí”. Al ángel que le pide que se prepare para ser madre de Jesús, María le responde: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra» (v. 38). María no se pierde en tantos razonamientos, no pone obstáculos al camino del Señor, sino que confía y deja espacio para la acción del Espíritu Santo. Pone inmediatamente a disposición de Dios todo su ser y su historia personal, para que la Palabra y la voluntad de Dios los modelen y los lleven a cabo. Así, en perfecta sintonía con el designio de Dios sobre ella, María se convierte en la “más bella”, en la “más santa”, pero sin la más mínima sombra de complacencia. Es humilde. Ella es una obra maestra, pero sigue siendo humilde, pequeña, pobre. En ella se refleja la belleza de Dios que es todo amor, gracia, un don de sí mismo. (Ángelus, 8 diciembre 2019)