Amanecer radiante y soleado que nos regalas en este día en el que despertamos para darte gracias por el don de la vida, la salud y el bienestar. Es momento propicio para tomar tus palabras «Ven y sígueme» a lo que tendremos que responder: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»; aquí estoy señor para servir, amar y perdonar; aquí estoy, Señor, con palabras de fe y esperanza para llevar a nuestros hermanos. Hoy, tú nos llamas como lo hiciste con tus apóstoles y con todos los santos que respondieron a tu llamado. Recordamos especialmente a san Francisco de Sales, que nos decía: “si me equivoco, prefiero equivocarme más bien por demasiada bondad que por demasiado rigor”. Fue llamado doctor de la Iglesia por sus obras, especialmente “introducción a la vida devota” y “Tratado del amor de Dios”. Gracias, a ellas y por los folletos que distribuía y pegaba en las paredes obtuvo el título de patrono de los periodistas que difunden la verdad cristiana con los medios de comunicación social.
Gracias por el testimonio de amor de san Francisco de Sales. Danos la gracia de escuchar también tu llamado y cólmanos de tu bondad y misericordia para llegar con alegría a nuestros hermanos. Amén.
Bendícenos, guárdanos y protégenos. Feliz y merecido fin de semana.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Señor Jesús está vivo, que el Señor Jesús ha resucitado, que el Señor Jesús camina con nosotros, que el Señor Jesús nos salva, que el Señor Jesús dio su vida por nosotros, que el Señor Jesús es nuestra esperanza, que el Señor Jesús nos acoge siempre y nos perdona». He aquí «el testimonio». En consecuencia, prosiguió, «nuestra vida debe ser esto: un testimonio, (…) Por esta razón, «hoy quiero invitaros a rezar por nosotros, obispos: porque también nosotros somos pecadores, también nosotros tenemos debilidades, también nosotros corremos el peligro de Judas: también él había sido elegido columna». Sí, prosiguió, «también nosotros corremos el peligro de no rezar, de hacer algo que no es anunciar el Evangelio y expulsar los demonios». De ahí, la invitación a «rezar para que los obispos sean lo que Jesús quería, y que todos nosotros demos testimonio de la resurrección de Jesús». (Homilía Santa Marta, 22 de enero de 2016)