Nuestra oración de la mañana, la iniciamos dándote gracias porque hemos despertado y lo hemos hecho con vida y salud y deseos de cumplir tu santa voluntad, especialmente al celebrar esta fiesta de la conversión de san Pablo, un gigante espiritual y fiel discípulo de tu amor.
La primera lección que recibió de ti, es que no se puede separar nunca el amor a Dios, el amor a Ti, del amor al hermano. Pablo oyó tu voz: “Yo soy Jesús Nazareno a quien tú persigues”. Esta voz lo llenó de alegría. Para Pablo fue una buena noticia capaz de llenar y de alegrar su corazón humano: “Estad siempre alegres”; “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos”. En medio de su vida azarosa, llena de peligros y acechanzas, nunca perdió la alegría: “Estoy rebosando de consuelo y sobreabundo de gozo, en medio de todas nuestras tribulaciones”. Qué hermoso para nosotros cuando podemos rebosar también de esa alegría y sobretodo poderla comunicar a nuestros hermanos y agregar una buena cantidad de esperanza y confianza en ti Señor: “Para mí la vida es Cristo”; “Sé de quién me he fiado”.
Hoy te pedimos, Señor, que la conversión de san Pablo llegue a ser para nosotros también una profunda experiencia de conversión y de encuentro íntimo contigo. Que esta fiesta nos haga más conscientes de que cualquier mal que infligimos a otros te lo hacemos a ti; y lo bueno que hacemos, y el amor que mostramos, te lo damos también a ti. Danos, como Pablo, la gracia de amar a todos y, ante todo, de inspirarnos en sus palabras de amor: “el amor cree sin reservas, espera sin reservas y soporta sin reservas, el amor no pasará jamás”; y en su palabra de intimidad y de confianza: “no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”. Que sigas siendo nuestra luz y la vida de todos. Que vivas en nosotros, en nuestras alegrías y sufrimientos, en nuestros anhelos y esperanzas en nuestros amores y amistades. Que seas la inspiración y el sentido de todo lo que somos y hacemos.
Bendícenos, guárdanos y protégenos. Concédenos estar inspirados en este jueves, para que tus palabras y acciones sean la fuente de inspiración a nuestras labores. “Estad alegres en el Señor”.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «Saulo fue conducido a Ananías: el lobo devastador es llevado hasta la oveja. Pero el Pastor, que desde lo alto del cielo lo conduce todo, le asegura: ‘No temas’. ¡Qué maravilla! El lobo cautivo es conducido hasta la oveja. El Cordero, que muere por las ovejas, le enseña a no temer» (san Agustín).
* «La conversión de san Pablo se produjo en el encuentro con Cristo resucitado; este encuentro fue el que le cambió radicalmente la existencia. En esto consiste su conversión y la nuestra: en creer en Jesús muerto y resucitado» (Benedicto XVI).
* «Nuestro Señor vinculó el perdón de los pecados a la fe y al Bautismo: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará’ (Mc 16,15-16). El Bautismo es el primero y principal sacramento del perdón de los pecados porque nos une a Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, a fin de que ‘vivamos también una vida nueva’ (Rm 6,4)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 977)