Qué alegría despertar y saber que el don de la vida nos sonríe y por eso le damos gracias a Dios. Hoy lo podemos vivir en el servicio y la entrega disponible en la generosidad y comprensión que tengamos a los demás.
Señor, al igual que san Juan queremos ser testigos de tu misterio de amor. Lo visto, lo oído, lo contemplado y lo que estamos viviendo es lo que queremos trasmitir y ─como Juan─ anunciar a todos el amor sin medida que ha descubierto en su Señor. También nosotros somos tus testigos. Testigos de tu presencia en el Espíritu: lo sentimos en el corazón y nos llena de alegría, paz y esperanza. Hoy queremos prolongar todos los momentos de amor y felicidad hacia nuestros hermanos y amarnos unos a otros como Tú nos amas y vivir en Ti como tú vives en nosotros. Que ojalá nosotros permanezcamos y crezcamos en tu amor y todo lo que realicemos de palabra y de obra sea para glorificar tu santo Nombre. Que veamos y experimentemos tu presencia en el caminar de este día. Amén.
REGUEMOS NUESTRO JARDÍN con agua pura de sinceridad y fraternidad.
Feliz y bendecido martes. Los abrazo y los bendigo.
Oración a san Juan, apóstol y evangelista
Tú que revelaste a Juan tus misterios más secretos y los altos vericuetos
que mis ojos no verán, haz que yo logre entender cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor, poner mi cabeza en tu costado.
Tú que en la cena le abriste la puerta del corazón
y en la transfiguración junto a ti le condujiste, permíteme entrar en tu misterio sagrado.
Déjame, Señor, poner mi cabeza en tu costado.
Tú que en el monte Calvario entre sus manos dejaste el más santo relicario:
la carne donde habitaste; tú que le dejaste ser el hijo bien adoptado.
Déjame, Señor, poner mi cabeza en tu costado.
Y tú, Juan, que a tanto amor con amor correspondiste y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor, enséñame a caminar por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar mi cabeza en su costado.