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28-sep.-2024, sábado de la 25.ª semana del Tiempo Ordinario

La vida muchas veces se convierte en vanidad de vanidades, pero eso lo solventamos con humildad y sencillez

Llegamos a nuestro último sábado de mes y es el momento de dar gracias a Dios por esos amaneceres tan bellos y radiantes, tan llenos de optimismo, de alegría y felicidad compartida; momentos también difíciles, pero que también los hemos podido compartir gracias a tu presencia y porque has caminado con nosotros en estos veintiocho días. Gracias, Señor, por habernos dado la ocasión de haber servido a nuestros hermanos con nuestras oraciones y en algunas de las obras realizadas hemos sembrado esperanzas y hemos ayudado a levantar al caído, acompañamos al que estuvo en soledad. Gracias, Señor, por habernos dado la ocasión de haber servido y haberlo hecho con amor. Durante esta semana nos has regalado en el libro de Eclesiastés, un verdadero motivo y reflexión en lo que es la vida que muchas veces se convierte en vanidad de vanidades, pero eso lo solventamos con nuestra humildad y sencillez; con nuestra generosidad y los favores realizados que nos han dado alegría y felicidad. Gracias, señor, porque seguimos caminando en tu presencia y a pesar de que encontramos palabras difíciles de comprender, sabemos que tu entrega como nos dices en el evangelio es una entrega generosa y amorosa. Amén. Te alabamos, te bendecimos y te damos gracias. 

Un muy feliz fin de semana para todos vivido en amor, generosidad y entrega hacia los demás. Feliz y santo sábado. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

La cruz da miedo. El mismo Pedro, después de la confesión en la región de Cesarea di Filippo, cuando Jesús nuevamente dice esto: reprenderá el Señor diciéndole: “No, Señor, ¡esto no!” Tenían miedo a la cruz. En verdad, también Jesús le tenía miedo; pero «Él no podía engañarse. Él sabía. Y era tanto el miedo que esa tarde del jueves sudó sangre». Incluso le pidió a Dios: «Padre aleja de mí este cáliz»; pero, agregó, «que se cumpla tu voluntad. Y esta es la diferencia. (…)   debemos pedir la gracia de no huir de la cruz cuando llegue. Cierto, nos da miedo, (…) Muy cerca de Jesús, en la cruz, estaba su madre. Tal vez hoy, el día en el que la invocamos, será bueno pedirle la gracia de que no se nos quite el temor, porque eso debe estar presente. Pidámosle la gracia de no huir de la cruz. Ella estaba allí y sabe cómo se debe estar cerca de la cruz». (Homilía Santa Marta, 28 de septiembre de 2013)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.