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30-abr.-2024, martes de la 5.ª semana de Pascua

Tú nos anuncias que vuelves al Padre, pero nos aseguras tu presencia entre nosotros

Con un nuevo amanecer comenzamos nuestra jornada y agradecido fin de mes, por todas las alegrías y satisfacciones que recibimos de tu parte, por las carreras y angustias que tuvimos durante el mes y por los obstáculos que —gracias a tu bondad y tu misericordia— fuimos pasando. Llegamos hasta esta hora con salud y bienestar, felices de la vida porque hemos vivido más alegrías y satisfacciones. Gracias, Señor.

Hoy pedimos la fortaleza y valentía de Bernabé y Pablo, que exhortaban a los discípulos «a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios». Sabemos que hemos tenido satisfacciones y desilusiones, pero que todo lo hemos podido superar confiando en ti y en esta frase tan hermosa: «todo lo puedo en Cristo que me conforta». Que hagamos nuestras labores con alegría y entusiasmo y tú las bendecirás, porque son motivadas por tu presencia.

Quien ama de verdad se alegra del bien de la persona amada y por eso tú nos dices: «si me amaran se alegrarían de que vaya al padre». Tú te vas, pero nos dejas tu amor, tu presencia y tu paz basada en el poder compartir con nuestros hermanos. Ayúdanos, Señor, a que los frutos de la fe sean el verdadero amor que brota en la esperanza y el optimismo, pese a las dificultades y obstáculos que encontramos en el camino.

Tú nos anuncias que vuelves al Padre, pero nos aseguras tu presencia entre nosotros. Permítenos amar y servir, ya que solo el verdadero amor es capaz de hacernos vivir la verdadera fraternidad y nos ayuda a superar nuestras dificultades. Alienta y fortalece nuestros corazones para que cada día te agrademos más.

Que nuestra Madre, la Virgencita, sea nuestra protección y auxilio y en su Manto Sagrado nos acoja.

Feliz y agradecido fin de mes. Mañana, día de san José Obrero, tendremos un día de descanso, ojalá compartido en familia y dando gracias a Dios por el don del trabajo. Él interceda por todos nuestros trabajadores.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

¿Qué es esta paz que el mundo no conoce y que el Señor nos dona? Esta paz es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu de Jesús. Es la presencia de Dios en nosotros, es la “fuerza de paz” de Dios. Es Él, el Espíritu Santo, quien desarma el corazón y lo llena de serenidad. Es Él, el Espíritu Santo, quien deshace las rigideces y apaga la tentación de agredir a los demás. Es Él, el Espíritu Santo, quien nos recuerda que junto a nosotros hay hermanos y hermanas, no obstáculos y adversarios. Es Él, el Espíritu Santo, quien nos da la fuerza para perdonar, para recomenzar, para volver a partir, porque con nuestras solas fuerzas no podemos. Y con Él, con el Espíritu Santo, nos transformamos en hombres y mujeres de paz. Queridos hermanos y hermanas, ningún pecado, ningún fracaso, ningún rencor deben desanimarnos a la hora de pedir con insistencia el don del Espíritu Santo que nos da la paz. Cuanto más sentimos que el corazón está agitado, cuanto más advertimos en nuestro interior nerviosismo, intolerancia, rabia, más debemos pedir al Señor el Espíritu de la paz. Aprendamos a decir cada día: “Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo”. (Regina Caeli, 22 de mayo de 2022)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.