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31-oct.-2024, jueves de la 30.ª semana del Tiempo Ordinario

En un mundo que promueve la autosuficiencia y la independencia total, Pablo nos recuerda que la verdadera fuerza proviene de una relación profunda con el Dios de la vida.

Abrimos los ojos en esta mañana y, al mirar hacia el cielo por la ventana, vemos la claridad de un nuevo día, un final de mes que nos has regalado en alegrías y dificultades. Hoy tomamos la canasta de la esperanza para comenzar a recoger los frutos de la cosecha que iniciamos en este mes que está terminando. Gracias, Señor, porque sentimos en nuestro corazón que hemos cosechado en verdad y los frutos van siendo abundantes. Hoy tu palabra nos invita a reflexionar en el sentido de nuestra vida; también san Pablo nos invita a buscar nuestra fortaleza, no en nuestras propias capacidades, sino en Dios. 

En un mundo que a menudo promueve la autosuficiencia y la independencia total, Pablo nos recuerda que la verdadera fuerza proviene de una relación profunda con el Dios de la vida. Busquemos estar vigilantes, armados con la fe, la justicia, la verdad, la paz y la oración, para poder vivir una vida conforme a tu palabra, en cualquier momento y circunstancia. 

Señor, utilizas una imagen conmovedora: la de una gallina que desea reunir a sus polluelos bajo sus alas. Aquí vemos tu corazón tierno, que busca constantemente protegernos y cuidarnos. Aunque a veces nos alejamos o resistimos tu abrazo, Nunca dejas de invitarnos a volver, incluso cuando nos sentimos perdidos o rechazados.

En este camino, no estamos solos. Tú nos acompañas con tu amor, y nos animas a confiar incluso en medio de las dificultades, tu plan siempre es para nuestro bien. Nos invitas a reconocer tu presencia y a dejar que tu amor nos transforme. 

Al finalizar nuestro mes de octubre tendríamos que preguntarnos: 

¿Cuáles son los "Herodes" en mi vida —esas amenazas o miedos que intentan desviar mi camino— y cómo puedo fortalecer mi confianza en la misión que tienes para mí?

¿He experimentado tu amor protector como la imagen de la gallina que cuida a sus polluelos? ¿Qué me impide, a veces, refugiarme bajo tus alas?

¿De qué manera puedo abrirme más a tu presencia en mi vida, especialmente en tiempos de dificultad o rechazo, para confiar en que tu plan siempre es para mi bien?

En este día que nos regalas, al tomar nuestro tintico, ojalá pensemos estas preguntas e interrogantes que nos llevarán y guiarán por el camino de la esperanza y el consuelo. Te alabamos te bendecimos, te adoramos y te glorificamos. Mañana iniciaremos otro caminar, siempre bajo tu auxilio y protección, con la intercesión de nuestra Madre santísima. Amén.

Un muy feliz término de mes y esperanzador. Feliz y vocacional jueves.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.