Preparémonos a la venida de Nuestro Salvador, dándole gracias en alegría y esperanza por el don de la vida y disponiendo nuestros corazones en generosidad y servicio.
Gracias Señor, por este nuevo día que nace para cada uno de nosotros, especial para amar y servir a nuestros hermanos y cumplir tu santa voluntad. Hoy Isaías nos recuerda que Tú te dedicas a consolar con infinita ternura: «Consolad, consolad a mi pueblo». Por eso, cuando dejamos actuar al Espíritu Santo que llevamos dentro, lo que nos sale es consolar. Sabemos que el que está lleno de Ti no maldice ni reniega ni condena. Lo que le sale es lo contrario. Es lo que debemos hacer con más frecuencia, consolar, llevar más amor, dar buenas noticias. Porque sabemos que hoy se necesitan más palabras de consuelo y de esperanza y menos palabras negativas. Hay que amar nuestra realidad y nuestro mundo, también con sus negatividades y las nuestras personales, que tenemos que aceptar. Pero tenemos que recordar cada vez que nos levantamos por la mañana, que sólo el amor es capaz de transformarlo todo.
Hoy podíamos hacerte esta pregunta Señor: ¿dónde y a quién puedo y tengo que llevar palabras y gestos de consuelo y no lo estoy haciendo? Dínoslo, Señor. Danos tu luz para darnos cuenta y la fuerza para hacerlo. Que podamos preparar tu venida sembrando esta estrella en el corazón de aquellos que viven a nuestro lado o que vemos todos los días en nuestras diferentes actividades. Que de nuestros labios salgan palabras de consuelo y ternura, de nuestras manos gestos de acogida, especialmente hacia los que más nos cuesta, que suelen ser los que necesitan amor, solidaridad y compañía en sus vidas. Permite, Señor, que salgamos contigo a buscar la oveja perdida y si lo somos nosotros carganos en tus hombros y cura nuestras heridas. Danos hoy la gracia de tu bendición y la fortaleza necesaria para ayudarte a buscar la oveja desorientada, en soledad y tristeza. Amén.
Un muy feliz y esperanzador martes lleno de buenas obras y acciones.
Vivamos cada día como si fuera el único que tenemos para ofrecer a Dios, procurando hacer las cosas bien, rectificando cuando las hemos hecho mal.
Oración de Paz y Calma
«No se acomoden a este mundo; por el contrario, transfórmense interiormente con una mentalidad nueva, para discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que agrada, lo perfecto» (Rom 2, 2) ... Divino Maestro, Tú puedes hacer todas las cosas posibles, sobre todo aquellas que están más allá de nuestro entendimiento. Haznos comprender que a tu lado podemos vivir una vida de gracia y llegar a ser embajadores de tu amor. Confiamos en ti y creemos que a través de tu poder y de tu Santo Espíritu, nos harás llegar tus inspiraciones para saber sobrellevar cualquier dificultad. En ti confiamos. Amén. (Autor: Qriswell Quero de Pérez)