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6-feb.-2025, jueves de la 4.ª semana del T. O.

¿Sabemos infundir valentía a los otros, hacernos cercanos a quien sufre y está solo, a quién está lejos y también a quien nos es hostil? Esta es la concreción de la fe.

Nos levantamos e iniciamos nuestro día dándote gracias y poniendo en tus manos y en tu corazón por esta nueva jornada que emprenderemos para ir a nuestros hermanos pobres, en tristeza o soledad y llevarles esperanza, y que será excelente ya que contamos con tu presencia. Nosotros, tus discípulos, tenemos que ser creíbles siendo generosos y solidarios. Otórganos un espíritu de pobreza y fortaleza que nos haga humildes, sencillos y disponibles, que nos ayude a luchar contra las fuerzas del mal. De ese modo llegaremos a ser auténticos testigos de tu evangelio y llevaremos el consuelo a todos nuestros hermanos. 

Señor, Moisés y Jeremías eran tartamudos y tímidos, pero tú los llamaste para hablar claro y con valentía; danos la fuerza para proclamar tu Palabra —que es lo único necesario para ser testigos de tu amor— y que el bastón de la fe nos sostenga en todo momento. 

Los santos Pablo Miki y compañeros mártires a quienes celebramos en este día, nos han dejado un legado de fe y confianza, que se inició cuando san Francisco Javier llevó el evangelio al Japón, hacia 1549. En poco tiempo los cristianos eran unos 300 000, los misioneros aceptaron las buenas creencias japonesas e insertaron elementos locales en la predicación y la administración. A los 26 Mártires les cortaron el lóbulo izquierdo y los crucificaron en Nagasaki el 5 de febrero de 1597. Perdonando a sus verdugos dieron alegre testimonio de su fe. Entre los mártires Había tres niños: Luis Ibaraki de 11 años, Antonio de 13 y Tomás Kazaki de 14. Que estos santos Mártires intercedan por nosotros. Te glorificamos, te adoramos y te damos gracias por tu bondad y misericordia. Nuestra Madre Santísima sea nuestra protección y auxilio. Amén. 

Bendecido y feliz jueves vocacional para todos. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

En el Evangelio Jesús aconseja no decir muchas palabras, sino realizar muchos gestos de amor y de esperanza en el nombre del Señor; no decir muchas palabras, sino realizar gestos: «Curad enfermos —dice—, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis: dadlo gratis» (Mt 10,8). Este es el corazón del anuncio: el testimonio gratuito, el servicio. Os digo una cosa: a mí me dejan siempre perplejos los “parlanchines”, con su mucho hablar y no hacer nada. Llegados a este punto, hagámonos algunas preguntas: nosotros, que creemos en el Dios cercano, ¿confiamos en Él? ¿Sabemos mirar adelante con confianza, como un niño que sabe que es llevado en brazos del padre? ¿Sabemos sentarnos en las rodillas del Padre con la oración, con la escucha de la Palabra, acercándonos a los Sacramentos? Y, finalmente, cerca de Él, ¿sabemos infundir valentía a los otros, hacernos cercanos a quien sufre y está solo, a quién está lejos y también a quien nos es hostil? Esta es la concreción de la fe, esto es lo que cuenta.  (Ángelus, 18 de junio de 2023)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.