Saciados en tu misericordia te damos gracias por un nuevo despertar lleno de ilusiones y anhelos, por una semana más que pasa en la vida de cada uno, por las alegrías vividas y compartidas, por las personas que fueron nuestro apoyo y compañía y, por encima de todo, por tu presencia en nuestros corazones.
Hoy en tu palabra nos manifiestas que te preocupas por nosotros con un amor más profundo y tierno que el de una madre por su hijo a quien dio vida. Te haces cercano a los que más te necesitan: los débiles, los que sufren y los abandonados. Ese es el amor al que nos invitas para que nos amemos así unos a otros: un amor profundo, tierno, duradero, y sin miedo de manifestarse abiertamente a nuestros hermanos.
Haz que todos los que te seguimos, seamos capaces de perdonar y curar, y que seamos como pan nutritivo para todos los que están hambrientos de cualquier manera. Enséñanos a amarnos, a ser sensibles y a cuidar los unos de los otros como Tú cuidas de nosotros. Danos la gracia de vivir confiados en tu amor y tu presencia, sin olvidar las palabras del salmo 22: «Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan». Ojalá escuchemos tu Palabra: «vengan ustedes conmigo, a solas a un lugar desierto, a descansar un poco».
Un muy feliz y merecido descanso de fin de semana compartido con los que amamos. Bendiciones y abrazos abundantes.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Dado que Jesús se conmovió al ver a toda aquella gente necesitada de guía y de ayuda, podríamos esperar de Él que obrara algún milagro. Sin embargo, se puso a enseñarles muchas cosas. He aquí el primer pan que el Mesías ofrece a la multitud hambrienta y perdida: el pan de la Palabra. Todos nosotros tenemos necesidad de palabras de verdad que nos guíen y que iluminen nuestro camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible encontrar la orientación correcta en la vida. Cuando nos alejamos de Jesús y de su amor, nos perdemos y la existencia se transforma en desilusión e insatisfacción. Con Jesús al lado, se puede proceder con seguridad, se pueden superar las pruebas, avanzar en el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Jesús se hizo don para los demás, convirtiéndose así en modelo de amor y de servicio para cada uno de nosotros. (Ángelus, 22 de julio de 2018)