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8-mar.-2025, sábado después de Ceniza

La curación del leproso, sin miedo a la impureza legal, el perdón de los pecados y la sanación del paralítico nos revelan tu rostro misericordioso y bondadoso.

Agradecidos por todo lo que hemos podido vivir en esta semana nos ponemos en tus manos para seguir haciendo tu voluntad. 

Gracias por llamarnos a ser tus discípulos. Tú no has venido a llamar a la conversión a los justos, sino a los pecadores. Gracias, Señor, porque en tu llamado te fijas en los corazones y no en lo exterior. No nos llamas por ser santos, sino porque conoces nuestras debilidades y fortalezas. Tu llamada a los primeros discípulos fue dirigida a gente sencilla y pobre. La curación del leproso, sin miedo a la impureza legal, el perdón de los pecados y la sanación del paralítico nos revelan tu rostro misericordioso y bondadoso. Nos muestras tu libertad para elegir a los que quieres y que es una libertad que viene del amor. Señor, cuando nos llamas al arrepentimiento tú quieres que nos volvamos hacia nuestros hermanos y que construyamos verdaderos lazos de fraternidad y solidaridad entre todos. Que lleguemos a ser luz para los que viven en tinieblas, agua para los sedientos, constructores de esperanza y felicidad para todos. Que seamos, signos de tu amor y de tu bondad. En este fin de semana nos colocamos en tus manos y te pedimos que sigas siendo nuestro guía y luz para amar y servir, pero ante todo para hacer tu voluntad. Amén. 

Un muy feliz y santo fin de semana compartido en familia. 

Un saludo muy especial en este día a todas estas lindas mujeres que son madres, abuelas, esposas, hijas y amigas “que el cielo cubra de linda flores el sendero por el que caminas que nunca sufras que nunca llores porque estás en el corazón De Dios”. Las amamos con el corazón y con un sentimiento muy bello. Las abrazamos y las bendecimos. ¡FELIZ DÍA PARA TODAS!

Palabras del Santo Padre

Pocos veían a Mateo tal y como era: lo conocían como aquel que estaba «sentado en el despacho de impuestos» (v. 9). De hecho, era un recaudador de impuestos: es decir, uno que recaudaba tributos de parte del imperio romano que ocupaba Palestina. En otras palabras, era un colaboracionista, un traidor del pueblo. Podemos imaginar el desprecio que la gente sentía por él: era un “publicano”, así se llamaba. Pero, a los ojos de Jesús, Mateo es un hombre, con sus miserias y su grandeza. Estad atentos a esto: Jesús no se detiene en los adjetivos, Jesús busca siempre el sustantivo. “Este es un pecador, este es un tal para cual…” son adjetivos: Jesús va a la persona, al corazón, esta es una persona, este es un hombre, esta es una mujer, Jesús va a la sustancia, al sustantivo, nunca al adjetivo, olvida los adjetivos. Y mientras entre Mateo y su gente hay distancia ―porque ellos veían el adjetivo, “publicano” ―, Jesús se acerca a él, porque todo hombre es amado por Dios; “¿También este desgraciado?”. Sí, también este desgraciado, es más, Él ha venido por este desgraciado, lo dice el Evangelio: “Yo he venido por los pecadores, no por los justos”.  Esta mirada de Jesús que es hermosa, que ve al otro, sea quien sea, como un destinatario de amor, es el inicio de la pasión evangelizadora. Todo parte de esta mirada, que aprendemos de Jesús. Podemos preguntarnos: ¿cómo es nuestra mirada hacia los otros? (Audiencia general, 11 de enero de 2023)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.