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13-jul.-2024, sábado de la 14.ª semana del Tiempo Ordinario

“AQUÍ ESTOY, MÁNDAME“. Aquí estoy para hacer tu voluntad, aquí estoy para llevar esperanza y llenarme de tu amor.

Al despertar en este día que nos abre a un descanso de fin de semana, nuestros sentimientos son de agradecimiento por el camino recorrido en esta semana. Con alegrías y algunas dificultades, pero llenos de ti. Con satisfacciones y sueños por realizar, pero confiando en tu infinita bondad y misericordia. Gracias, Señor, porque en medio de nuestros miedos e incertidumbres, Tu nos llenas de confianza para no desesperar: “no tengáis miedo” ... y esa palabra llena nuestros corazones de optimismo. Todos nuestros pensamientos los depositamos en tu corazón y nos llenamos de disponibilidad para responder a tu llamado. Toma la generosidad de nuestros corazones y envíanos a lo que quieres que hagamos

“AQUÍ ESTOY MÁNDAME“. Aquí estoy para hacer tu voluntad, aquí estoy para llevar esperanza y llenarme de tu amor. Gracias por tu bondad y misericordia.

Charles de Foucauld, nos enseña esta oración de confianza: 

“Padre, me pongo en tus manos, 
haz de mí lo que quieras, 
sea lo que sea, te doy las gracias.

Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo, 
con tal que tu voluntad se cumpla en mí, 
y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma, 
te la doy con todo el amor 
de que soy capaz, 
porque te amo.

Y necesito darme, 
ponerme en tus manos sin medida, 
con una infinita confianza, 
porque Tú eres mi Padre”. 

Un muy feliz y esperanzador fin de semana. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

El miedo es uno de los enemigos peores de nuestra vida cristiana, y Jesús exhorta: “No tengáis miedo”, “no tengáis miedo”. Y Jesús describe tres situaciones concretas a las que se enfrentarán. (…) Son como las tres tentaciones: edulcorar el Evangelio, aguarlo; la segunda, la persecución; y la tercera, la sensación de que Dios nos ha dejado solos. También Jesús sufrió esta prueba en el huerto de los olivos y en la cruz: “Padre, ¿por qué me has abandonado?”, dice Jesús. A veces sentimos esta aridez espiritual; no tenemos que tenerle miedo. El Padre nos cuida porque nuestro valor es grande a sus ojos. Lo importante es la franqueza, es la valentía del testimonio de fe: “reconocer a Jesús ante los hombres” y seguir adelante obrando el bien. (Ángelus, 21 de junio de 2020)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.