Bendito sea Dios que nos regala un nuevo despertar en este día.
Tú no abandonas a los que confiamos en ti. Tómanos de la mano cuando tengamos miedo e incertidumbres, ayúdanos cuando te llamemos, ya que confiamos en tu amor y bondad. Te pedimos nos concedas ser lo bastante humildes para no buscar nuestros propios caminos que son de pesimismo, individualistas y de egoísmo, sino más bien estar abiertos a confiar en ti, buscando tus caminos que son seguros. Recuerda, Señor, que somos tuyos y confiamos en tu ayuda. Permítenos escuchar la Palabra y hacerla vida en nosotros: «Yo, el Señor tu Dios, agarro con cariño tu mano derecha y te digo, ‘No temas, que te voy a ayudar’». Que ojalá seamos conscientes del cuidado cariñoso que el Padre tiene por nosotros sus hijos. Hoy sea un día de bendiciones y que manifestemos tu amor con generosidad y sentimientos de entrega y servicio.
En la fiesta de san Juan de la Cruz recordamos su apasionado amor por Dios. Sus sublimes escritos nos narran su ardiente búsqueda de Dios, su deseo de encontrarte, de verte y servirte, lo que le llevó a amar decididamente a sus hermanos. Nuestro testimonio sea de la misma manera un deseo de encontrarte y servirte y poder recibir de ti lo que nos quieras regalar. Confiamos, creemos y esperamos en ti, Señor.
Recibamos el amor de Dios y su esperanzadora bendición y que sea el día que cada uno deseamos. Un feliz y santificado jueves vocacional.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Ésta es la grandeza de Juan, un gran hombre, el último de ese grupo de creyentes que comenzó con Abraham, el que predica la conversión, el que no usa medias palabras para condenar a los soberbios, el que al final de la vida se permite dudar. Y este es un hermoso programa de vida cristiana. Predicaba en voz alta, decía cosas malas a los fariseos, a los doctores de la ley, a los sacerdotes, no les decía: 'Pero queridos, portaos bien'. No. Simplemente les dijo: 'Generación de víboras', así de simple. No fue con matices. Porque se acercaban para comprobar y ver, pero nunca con el corazón abierto: 'Raza de víboras'. Arriesgó su vida, sí, pero fue fiel. (…) Pedimos a Juan la gracia del coraje apostólico de decir siempre las cosas con la verdad, del amor pastoral, de acoger a las personas con lo poco que puede dar, el primer paso. Dios hará lo otro. Que el gran Juan, que es el más pequeño en el reino de los cielos y por tanto grande, nos ayude en este camino tras las huellas del Señor". (Homilía Santa Marta, 15 diciembre 2016)