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16-ago.-2024, viernes de la 19.ª semana del Tiempo Ordinario

Gracias, Señor, porque al abrir nuestros ojos y nuestros corazones el primer pensamiento va dirigido a Ti. Gracias por todo lo que nos concedes.

Gracias, Señor, porque al abrir nuestros ojos y nuestros corazones el primer pensamiento va dirigido a Ti. Gracias por todo lo que nos concedes. Hemos abierto nuestros ojos y estamos llenos de vida y de salud. Hoy nuestra oración sea de agradecimiento por el don del amor. Tú nos revelas algunas cualidades de tu mismo amor en el amor entre esposos. Es un amor que revela cualidades, en el que una persona se entrega sin reservas a la otra. Es un amor que acepta a la otra persona tal como ella es y está dispuesto a compartir todo de manera conjunta. Es un amor que sacrifica todos sus intereses personales por su cónyuge. Es un amor fiel. Es también un amor creativo, que despierta lo mejor que hay en la otra persona, porque es el amor que: cree sin reservas, espera sin reservas, soporta sin reservas. Ese es el amor que dice san Pablo, no pasará jamás. Ayúdanos a vivir en fidelidad, entrega y disponibilidad y que, a ejemplo de tu amor, amemos a nuestros hermanos con tus mismos sentimientos. Que tu amor, marque nuestro amor con inquebrantable fidelidad y generosidad para que pueda soportar todas las tempestades y siga creciendo en generosidad, hasta que lo corones con tu eterna alegría. Tú nos has dicho: «Lo que Dios ha unido, que nadie lo separe». Esposos son uno, y han prometido ser uno, en la salud y la enfermedad, en las alegrías y las tristezas, en la pobreza o en la riqueza. Guárdalos siempre unidos y a todos los demás permítenos ser fieles en el amor de la amistad. Bendícenos, guárdanos y protégenos. Amén. 

Un feliz y bendecido viernes. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Esta enseñanza de Jesús es muy clara y defiende la dignidad del matrimonio como una unión de amor que implica fidelidad. Lo que permite a los esposos permanecer unidos en el matrimonio es un amor de donación recíproca sostenido por la gracia de Cristo. Si en vez de eso, en los cónyuges prevalece el interés individual, la propia satisfacción, entonces su unión no podrá resistir. Y es la misma página evangélica la que nos recuerda, con gran realismo, que el hombre y la mujer, llamados a vivir la experiencia de la relación y del amor, pueden dolorosamente realizar gestos que la pongan en crisis. (…) El modo de actuar de Dios mismo con su pueblo infiel —es decir, con nosotros— nos enseña que el amor herido puede ser sanado por Dios a través de la misericordia y el perdón. (Ángelus, 7 de octubre de 2018)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.