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16-dic.-2023, sábado de la 2.ª semana de Adviento

Felicidad y alegría en este día que nos regala el Señor y que lo iniciamos en su Santo Nombre.

Felicidad y alegría en este día que nos regala el Señor y que lo iniciamos en su Santo Nombre. Nos regalarás nueve días llenos de esperanza, para anunciar que llegas a traernos la paz, el amor y la comprensión.

En el Antiguo Testamento, el Profeta Elías es el “profeta de fuego”, con una personalidad fogosa, apasionada y llena de celo que hace caer fuego sobre los enemigos de Dios. Él quería preparar los corazones del pueblo para que aceptaran a Dios.

En el Nuevo Testamento, el “profeta de fuego”, el nuevo Elías fue Juan el Bautista. Lleno también de celo, quería preparar los corazones de su pueblo para que aceptaran a Jesús como su Mesías salvador. Hoy Tú nos preguntas: ¿Quién nos está llamando hoy a nosotros a la conversión, y abriendo nuestros corazones para que tú vivas realmente en nosotros? Es el Espíritu Santo de fuego, que quiere que realicemos con gran celo y amor el trabajo tuyo para llevar tu amor, tu paz y tu justicia a nuestros hermanos.

¿Le dejamos al Espíritu Santo encender este fuego en nosotros? Al iniciar nuestras novenas nos colocamos en tus manos y te pedimos que la unidad familiar sea nuestro mayor tesoro para que verdaderamente estés para nacer en nuestros corazones, en nuestros hogares y familias. Gracias por regalarnos este tiempo tan especial, de reconciliación y alegría. VEN, SEÑOR, QUE TE ESPERAMOS.

Preparemos el verdadero pesebre en nuestros corazones, abonando nuevamente con sentimientos de comprensión, de armonía, fraternidad y solidaridad. Bendecido fin de semana y santo inicio de novenas.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Anunciando que deberá sufrir y ser condenado a muerte para después resucitar, Jesús quiere hacer comprender a quienes lo siguen que Él es un Mesías humilde y servidor. Él es el Siervo obediente a la palabra y a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio completo de su propia vida. Por esto, dirigiéndose a toda la multitud que estaba allí, declara que quien quiere ser su discípulo debe aceptar ser siervo, como Él se ha hecho siervo, y advierte: «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga». Seguir a Jesús significa tomar la propia cruz —todos la tenemos…— para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito, de la gloria pasajera, sino el que conduce a la verdadera libertad, que nos libera del egoísmo y del pecado. Se trata de realizar un neto rechazo de esa mentalidad mundana que pone el propio «yo» y los propios intereses en el centro de la existencia: ¡eso no es lo que Jesús quiere de nosotros! Por el contrario, Jesús nos invita a perder la propia vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada, realizada, y auténtica. (Ángelus, 13 septiembre 2015)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.