Es bueno alabar y bendecir tu nombre, Señor, por lo que nos das y nos concedes. Al término de esta semana que hemos compartido en alegrías y felicidad, solamente podemos experimentar la grandeza y generosidad de tu corazón para con nosotros. Tú amas todo lo que es pequeño y humilde. Igual que busca el niño refugio en los brazos de su madre, que así también nosotros pongamos nuestra fuerza y madurez para que nos cargues en tus brazos de Padre.
Enséñanos, por medio del ejemplo de los niños y la inocencia de sus corazones, a no alardear de lo que tengamos o de cualquier cosa que hayamos hecho, sino a ser siempre receptivos y abiertos a tu gracia.
Porque tú eres nuestra grandeza y nuestra riqueza mayor. Que te aceptemos con corazón de niño, confiando en ti y en tu amor, admirándote por todas las pequeñas y grandes maravillas que haces en medio de nosotros; y, a cambio, amándote con sencillo amor de hermanos.
Pidamos a santa María, Madre tuya y Madre nuestra, que nos acompañe siempre para que, dejemos que el Espíritu Santo nos renueve interiormente, y nos regale la infancia espiritual que tanto te agrada. Amén.
Feliz, inocente y santo fin de semana ojalá compartido y vivido en familia.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Los niños son en sí mismos una riqueza para la humanidad y también para la Iglesia, porque nos remiten constantemente a la condición necesaria para entrar en el reino de Dios: la de no considerarnos autosuficientes, sino necesitados de ayuda, amor y perdón. Y todos necesitamos ayuda, amor y perdón. (…) Los niños nos recuerdan otra cosa hermosa, nos recuerdan que somos siempre hijos: incluso cuando se llega a la edad de adulto, o anciano, también si se convierte en padre, si ocupa un sitio de responsabilidad, por debajo de todo esto permanece la identidad de hijo. Todos somos hijos. Y esto nos reconduce siempre al hecho de que la vida no nos la hemos dado nosotros mismos, sino que la hemos recibido. (…) Por todos estos motivos Jesús invita a sus discípulos a «hacerse como niños», porque «de los que son como ellos es el reino de Dios» (Audiencia general, 18 de marzo de 2015)