«Porque no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Buenos y bendecidos días te damos, Señor, por este despertar.
Gracias por tu palabra que nos ilumina y guía en nuestro diario vivir; gracias por ser nuestra compañía; gracias por el ejemplo y testimonio de vida de tu mártir san Ignacio de Antioquía, que nos dejó una bella frase para que comprendamos el sentido de entrega y confianza en Ti: “Yo soy trigo de Cristo; que los dientes de los leones me muelan, para así poder ser el pan sin mancha de Cristo”.
También nosotros nos convertimos en tu pan y nuestra vida debe convertirse en una eucaristía, una ofrenda de acción de gracias contigo mismo. San Ignacio de Antioquía supo que en su martirio se identificaba contigo, crucificado. Él, como lo hiciste Tú, fue sembrado como grano de trigo en los surcos de la tierra. Que crezca allí también, al morir el grano, la cosecha abundante de un nuevo amanecer. Concédenos poder seguirte, de modo que nuestro ardiente amor y nuestra fe profunda lleven vida y alegría a nuestros hermanos. Permite que en este día nuestros sentimientos sean de generosidad, de entrega y disponibilidad a tu voluntad. Amén.
En este día tengamos en cuenta las palabras que nos dirige el señor: «NO TENGÁIS MIEDO». Un muy santificado y testimonial viernes.
PALABRAS DEL PAPA
La única fuerza del cristiano es el Evangelio. En los tiempos de dificultad, se debe creer que Jesús está delante de nosotros, y no cesa de acompañar a sus discípulos. La persecución no es una contradicción al Evangelio, sino que forma parte de él: si han perseguido a nuestro Maestro, ¿cómo podemos esperar que nos sea evitada la lucha? Pero en medio del torbellino, el cristiano no debe perder la esperanza, pensando en haber sido abandonado. Jesús nos tranquiliza diciendo: «Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados» (Mateo 10, 30). Como diciendo que ninguno de los sufrimientos del hombre, ni siquiera los más pequeños y escondidos, son invisibles ante los ojos de Dios. Dios ve, y seguramente protege; y donará su recompensa. Efectivamente, en medio de nosotros hay alguien que es más fuerte que el mal, más fuerte que las mafias, que los entramados oscuros, que quien se lucra sobre la piel de los desesperados, que el que aplasta a los demás con prepotencia... Alguno que escucha desde siempre la voz de la sangre de Abel que grita desde la tierra. Los cristianos entonces deben hacerse encontrar siempre “en el otro lado” del mundo, el elegido por Dios: no perseguidores, sino perseguidos; no arrogantes, sino dóciles; no vendedores de humo, sino sometidos a la verdad; no impostores, sino honestos. Esta fidelidad al estilo de Jesús —que es un estilo de esperanza— hasta la muerte, será llamada por los primeros cristianos con un nombre bellísimo: “martirio”, que significa “testimonio”. (Papa Francisco- Audiencia general, 28 de junio de 2017)
Oración de preparación
Señor, no quiero vivir de apariencias ni con, sino con la serenidad de quien sabe que su vida está sostenida por tu amor. Tú me invitas a no temer, a recordar que hasta los cabellos de mi cabeza están contados, y que valgo infinitamente más que muchas aves del cielo. Enséñame, Señor, a vivir libre del miedo y del afán por agradar al mundo. Amén.
Pregunta:
¿Cómo puedo demostrar mi confianza en la providencia de Dios en mis decisiones cotidianas?
Cita bíblica del día.
«Si caminamos en la luz, como Él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado». (1 Juan 1,7)