Al iniciar nuestra semana, te agradecemos, Señor, este oportuno descanso que nos has regalado y que repone nuestras fuerzas para iniciar una semana que deseamos sea muy productiva y bastante satisfactoria por lo que esperamos realizar y el bien que podamos hacer con nuestros hermanos. Permítenos el gozo y la alegría de nuestra generosidad y ante todo la bondad que podamos tener. Sabemos que no es fácil el sendero a recorrer, pero te pedimos nos ayudes a superar todos y cada uno de los obstáculos y que sea tu mano la que se tienda a nuestro paso. Queremos que tú nos acompañes y nos guíes y, ante todo, seas nuestro consejero para sentirnos inspirados por tu amor y misericordia. Te damos gracias porque tú has venido a nosotros, aun cuando no somos dignos.
Que nos encuentres en fe y esperanza; tu palabra llene nuestras palabras vacías y que tu amor inspire todo lo que hacemos; con nuestras actitudes te glorifiquemos a ti y podamos exclamar: “no soy digno que entres en mi casa, pero una palabra bastará para sanarme”. Entra en nuestros corazones y danos la gracia de tu amor. Amén.
Iniciemos nuestra semana en nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y del Espíritu Santo y que sea una santa y exitosa semana, plena de grandes alegrías y satisfacciones.