Al inicio de esta nueva semana y de este mes que hemos comenzado te damos gracias, Señor, por todo lo que viviremos, por esa semilla que iremos sembrando y que esperamos que de fruto abundante. Frutos de fe, de esperanza y de caridad, pero antes de servicio y de amor. Tu nos anuncias que “hoy” es el tiempo de gracia. Ojalá venga tu Espíritu sobre nosotros, para que en la pobreza de nuestros corazones sepamos oír tu mensaje; y para que, ciegos como somos, nos des ojos de fe, y nos liberes de la cautividad de nuestros miedos y de nuestro egoísmo. Danos tu Espíritu Santo para que podamos llegar a decir «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura». Danos un espíritu de sabiduría para saber discernir tu santa voluntad y guiar a nuestros hermanos por caminos de amor y de amistad. Que sea un día alentador y lleno de optimismo para practicar la misericordia y el servicio que a Ti te agradan. Iniciando nuestra semana, danos los dones de la Inteligencia y la Sabiduría, para discernir y seguir el camino que quieres que sigamos cumpliendo tu santa voluntad. Bendícenos, guárdanos y protégenos.
Santa Bendición para todos. Feliz Lunes y semana llena de satisfacciones.
Llevemos nuestra reflexión en el corazón: «Siempre que escuchemos la Palabra de Dios, más allá del estilo literario, de la belleza de las expresiones o de la singularidad de la situación, hemos de saber que es Dios quien nos habla».
Pensamientos para el Evangelio de hoy (Evangeli.net)
* «Año de gracia fue aquel en que, por nosotros, Cristo fue crucificado. Fue entonces cuando nos convertimos en personas gratas a Dios Padre y cuando, por medio de Cristo, dimos fruto» (san Cirilo de Alejandría).
* «La Buena Noticia es la perla preciosa del Evangelio. No es un objeto, es una misión. Lo sabe el que experimenta “la dulce y confortadora alegría de anunciar”» (Francisco).
* «(…) La Economía de la salvación actúa en el marco del tiempo, pero desde su cumplimiento en la Pascua de Jesús y la efusión del Espíritu Santo, el fin de la historia es anticipado, como pregustado, y el Reino de Dios irrumpe en el tiempo de la humanidad» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1168).