Una semana más, nuevo amanecer, nuevos rumbos que nos vas señalando según tu voluntad.
Hoy tenemos que expresar con humildad y sencillez esas palabras: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». Envíame donde tú quieras; que pueda llegar a mis hermanos más necesitados, pero que siempre lo haga confiando en tu misericordia.
No permitas que seamos como aquellos hombres que por altitudes querían construir una torre que llegara al cielo sin tenerte en cuenta a ti. Que hoy seamos guiados por tu Espíritu Santo para venir detrás de ti cargando nuestra cruz de cada día y haciéndolo con alegría. Concédenos tu Espíritu Santo para por la fe podamos entender por qué el Señor confundió la lengua de toda la tierra. Permítenos estar abiertos a reconocer tu santa voluntad.
Gracias, Señor, por este último día laboral, esperamos nos acompañes y nos guíes para servir y hacer el bien a los demás. Amén.
Un muy feliz y anhelado viernes.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
La Biblia, desde el principio, nos advierte. Pensemos en el pasaje de la Torre de Babel (cfr. Gen 11, 1-9) que describe lo que sucede cuando tratamos de llegar al cielo —nuestra meta— ignorando el vínculo con la humanidad, con la creación y con el Creador. Es una forma de hablar: esto sucede cada vez que uno quiere subir, subir, sin tener en cuenta a los otros. ¡Yo solo! Pensemos en la torre. Construimos torres y rascacielos, pero destruimos la comunidad. Unificamos edificios y lenguas, pero mortificamos la riqueza cultural. Queremos ser amos de la Tierra, pero arruinamos la biodiversidad y el equilibrio ecológico. (…) Diametralmente opuesto a Babel es Pentecostés (…) El Espíritu crea la unidad en la diversidad, crea la armonía. En la historia de la Torre de Babel no hay armonía; había ese ir adelante para ganar. Allí, el hombre era un mero instrumento, mera “fuerza-trabajo”, pero aquí, en Pentecostés, cada uno de nosotros es un instrumento, pero un instrumento comunitario que participa con todo su ser a la edificación de la comunidad. (…) Con Pentecostés, Dios se hace presente e inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y en la solidaridad. (Audiencia general, 2 de septiembre de 2020)
ORACIÓN
Señor, quiero detenerme en este momento, hacer un alto en mi agitado día para pedirte tu luz que me ayude a ver que, lo que tengo, lo que soy, ha sido porque Tú lo has permitido. No quiero la gloria para mí; enséñame, Dios mío, a reconocer que mis éxitos son tus éxitos, que mis triunfos son tus triunfos. Que desde hoy todo lo que haga sea por ti y para ti.