Cada nuevo amanecer en nuestra vida es hermoso porque nacen en cada uno de nosotros los deseos de agradecerte; porque nos invitas a vivir la vida en el amor, en la felicidad, en el servicio y la entrega a los demás. Por todos estos momentos que nos concedes, te damos gracias al iniciar este viernes ─último día de la semana laboral─ que nos ayuda a comprender y a vivir en tu amor, en tu bondad y en tu misericordia. Gracias, Señor, por el ejemplo grande y hermoso que nos has dado en nuestra santa Laura Montoya; una persona humilde, sencilla y con cualidades de servicio y amor a los más necesitados.
Hoy en tu Palabra nos das la razón de tu forma de amar, en la respuesta de tu Salmo: El Señor se complace en los humildes. Ayúdanos a tener corazón humilde y sencillo para comprender tu palabra y déjanos recostar en tu pecho para que siempre encontremos alivio, sobre todo en los momentos de agobio y de tristeza. Permítenos, Señor, cargar el yugo que es llevadero. Al término de nuestra semana, danos la fortaleza necesaria para vivir la vida, mirando la realidad con ojos de esperanza. Un muy esperanzador viernes, pleno de amor y de servicio. Amén.