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22-jul.-2024, lunes de la 16.ª semana del Tiempo Ordinario

¿Cómo interesarnos por el llanto y las búsquedas de las personas de nuestro tiempo?

Bello, amanecer y radiante de esperanza, porque comienza a nacer un nuevo día. El sol despunta a la distancia, vemos la claridad y el amor que nos regalas, porque tenemos vida y tenemos los sentidos. Ellos nos ayudan a comprender que la obra de tus manos es maravillosa. Gracias, Señor, porque vamos iniciando nuestro camino y te pedimos que tú seas nuestra grata compañía; que nos muestres el camino e inspires nuestras palabras que no son nuestras, sino las tuyas. 

En este día saludamos el amor de una gran mujer, santa María Magdalena, y podemos meditar en su persona: ¡qué bueno! Ella nunca perdió la esperanza de encontrar, aunque tan solo fuera un cadáver, qué bueno que esta espera la hizo confundir a Jesús con el jardinero de aquel huerto; qué bueno que ella siguió buscando, informándose, haciendo preguntas, porque esperar es proyectar y preguntar y tanto la espera como la pregunta, descansan sobre una confianza firme y segura en el logro de lo que la posibilidad proyecta. Gracias por María Magdalena por su llanto y por su búsqueda; gracias por las preguntas que tú le hiciste a ella porque te interesó su llanto. Danos tu Espíritu Santo para ser buscadores de tu rostro y de tu presencia en el mundo. Ayúdanos a descubrir tu rostro de resucitado en nuestros momentos de llanto de tristeza, de desconsuelo, para que tú nos digas por el nombre como aquella mujer: ¡María! Y te reconozcamos como ¡Maestro!

Meditemos en este inicio de semana, este lunes que tú nos regalas: ¿cómo interesarnos por el llanto y las búsquedas de las personas de nuestro tiempo? Bendícenos, guárdanos y protégenos. 

Un muy feliz y santo Inicio de semana. 

Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)

* «Lo que hay que considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían marchado de allí» (san Gregorio Magno).

* «¡Qué bonito es pensar que la primera aparición del Resucitado —según los Evangelios— sucedió de una forma tan personal! Que hay alguien que nos conoce, que ve nuestro sufrimiento y desilusión, que se conmueve por nosotros, y nos llama por nuestro nombre» (Francisco).* «El carácter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se transparenta en sus palabras misteriosas a María Magdalena: ‘Todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’ (Jn 20,17). Esto indica una diferencia de manifestación entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. El acontecimiento a la vez histórico y trascendente de la Ascensión marca la transición de una a otra» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 660)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.