Abrir los ojos y que nuestro pensamiento sea pensar en Dios, nos engrandece y nos llena de alegría porque sabemos que estamos en sus manos, que Él guiará nuestros pasos, nos mostrará el camino a recorrer y pondrá palabras de sabiduría en nuestros corazones.
Gracias por todo lo que nos concederás; porque Tú nos conoces, nos amas y estamos en tus manos. A dondequiera que nos lleves, tú sabes a dónde quieres que lleguemos. Te pedimos fe y confianza y que tu voluntad sea nuestra voluntad. Gracias por el amor de la Virgencita, madre tuya y madre nuestra, porque en tu amor y bondad nos la pones como un ejemplo grande de obediencia a la voluntad del Padre, porque Ella escuchó la Palabra y la puso en práctica y sobretodo la cumplió. Que ella nos conceda también cumplirla y ponerla en práctica amando y sirviendo siempre. Bendícenos, guárdanos y protégenos. Amén.
Un muy feliz y santo martes de obediencia y servicio.