Por todo tu cariño y bondad te damos gracias al inicio de esta semana; te pedimos que esta sea muy productiva y bendecidas nuestras obras y acciones para que —al igual que Tú lo hiciste— pasemos haciendo el bien, sirviendo a nuestros hermanos y llevando alegría, felicidad. Tú curaste a un muchacho poseso, alzándolo, tomándolo de la mano. Nos pides fe y oración confiada, porque de otro modo nos cerramos a tu acción misericordiosa. A la suegra de Pedro, a la hija de Jairo, al ciego, los cogiste también de la mano, restauraste sus vidas y los alzaste a una vida plena curándolos de sus enfermedades. Tómanos a nosotros también de la mano, tócanos y restáuranos de nuestros pesimismos. Toca nuestra mente para que seamos más sabios y míranos con tus ojos compasivos. Toca nuestro corazón para que sepamos amar más y servir mejor a nuestros hermanos. Danos el don de la sabiduría para saber guiar y dar esperanza, para ayudar a fortalecer los corazones y que entre todos logremos cumplir tu voluntad. Tú nos dices que «todo es posible al que tiene fe». Aumenta nuestra fe y concédenos aún aquello que no nos atrevemos a pedir. Amén.
Un muy feliz, optimista, santo y productivo inicio de semana.
ORACIÓN
Jesús, sabiduría que procede del Padre, haz que por el don de tu Espíritu nosotros seamos dóciles a tu llamado y a la voluntad de tu Padre que quiere que tu salvación llegue a todos los hombres por medio del anuncio de la iglesia. Concédenos que comuniquemos al mundo ese conocimiento amoroso que tienes por todos cuantos has ganado con tu sangre derramada en la cruz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)
* «Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con Él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada» (san Juan María Vianney).
* «Su palabra es palabra de amor, palabra purificadora: expulsa los espíritus de temor, soledad y oposición a Dios; así purifica nuestra alma y nos da paz interior» (Benedicto XVI).
* «(…) Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente; [la fe] debe ‘actuar por la caridad’ (Gal 5,6), ser sostenida por la esperanza (cf. Rom 15,13) y estar enraizada en la “fe de la Iglesia”» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 162).