Al despertar en este cuarto día de nuestra semana, jueves vocacional en el que nuestro corazón se llena de sentimientos de amor, servicio fraternidad y solidaridad. Te pedimos, Señor, que nuestra jornada sea productiva en frutos, buscando ante todo el bienestar de nuestros hermanos con los que compartiremos en este día.
Hoy en tu palabra nos invitas a que pensemos y reflexionemos; todo nos lo das gratuitamente de tu Misericordia: nos dará y sobrará, pero haciéndolo posible, porque nuestros frutos sean abundantes. Hoy te pedimos señor que oigamos tus palabras que veamos tus acciones. Gracias, Señor, por todo lo que nos consideras en este día porque son frutos de amor y benevolencia de tu parte. Ahora los recibimos y compartimos con nuestros hermanos. A ti te alabamos, te bendecimos, te adoramos y te glorificamos. Amén.
Un muy feliz y vocacional jueves lleno de tu amor y de nuestro servicio.
Meditación del Papa
Con esto hemos vuelto a las palabras del Señor sobre el mirar y no ver, el oír y no entender. Jesús no quiere transmitir unos conocimientos abstractos que nada tendrían que ver con nosotros en lo más hondo. Nos debe guiar hacia el misterio de Dios, hacia esa luz que nuestros ojos no pueden soportar y que por ello evitamos. Para hacérnosla más accesible, nos muestra cómo se refleja la luz divina en las cosas de este mundo y en las realidades de nuestra vida diaria. A través de lo cotidiano quiere indicarnos el verdadero fundamento de todas las cosas y así la verdadera dirección que hemos de tomar en la vida de cada día para seguir el recto camino. Nos muestra a Dios, no un Dios abstracto, sino el Dios que actúa, que entra en nuestras vidas y nos quiere tomar de la mano. A través de las cosas ordinarias nos muestra quiénes somos y qué debemos hacer en consecuencia; nos transmite un conocimiento que nos compromete, que no sólo nos trae nuevos conocimientos, sino que cambia nuestras vidas. Es un conocimiento que nos trae un regalo: Dios está en camino hacia ti. Pero es también un conocimiento que plantea una exigencia: cree y déjate guiar por la fe. (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 80)
Oración de preparación
Señor, gracias por elegirme para recibir el misterio del Reino, por confiarme tus enseñanzas, aun cuando tantas veces me he mostrado indiferente o distraído. Dame, Señor, oídos que escuchen con atención y un corazón que acoja con humildad cada semilla de tu Verdad. Quiero ser de aquellos que escuchan y comprenden, que miran y reconocen tu paso en lo sencillo, en lo silencioso. Amén.