Qué hermoso amanecer nos concedes en este día, para amarte, bendecirte y darte gracias por todo lo que nos regalas para vivir y compartir generosamente con nuestros hermanos. Danos en esta jornada la gracia de hacer tu voluntad de acuerdo a nuestras capacidades ya que Tú nos conoces en lo profundo de nuestro corazón, como decimos en el salmo de este día: «Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares». Ayúdanos a ser como Tú, íntegros y bondadosos de corazón tanto en lo interior como en lo exterior, para que sepamos agradarte en todo. Nuestra jornada esté caracterizada por el amor y el servicio a nuestros hermanos; nuestra sonrisa sea sincera y nuestras palabras lleguen a los corazones de los demás. Permítenos, Señor, saber limpiar nuestros corazones para que no vivamos de apariencias, sino de sinceridad y verdad. Nuestra Madre Santísima nos ilumine y nos proteja. Amén.
Un muy feliz y bendecido martes para todos.
ORACIÓN INTRODUCTORIA
Hoy, Señor, nos invitas a vivir en la interioridad, en el discernimiento de nuestros sentimientos, nos invitas a tener actitudes de justicia, de misericordia y de fidelidad con Dios y con los hermanos, siendo sinceros en palabras y acciones.
PALABRA DEL PAPA
Aquellos fariseos eran muy religiosos en la forma, pero no estaban dispuestos a compartir la mesa con los publicanos y los pecadores; no reconocían la posibilidad de un arrepentimiento y, por eso, de una curación; no colocan en primer lugar la misericordia: aun siendo fieles custodios de la Ley, ¡demostraban no conocer el corazón de Dios! Es como si a ti te regalaran un paquete, donde dentro hay un regalo y tú, en lugar de ir a buscar el regalo, miras sólo el papel que lo envuelve: sólo las apariencias, la forma, y no el núcleo de la gracia, ¡del regalo que es dado! (S.S. Francisco, audiencia del 13 de abril de 2016).
