Alegre y optimista despertar para contemplar las maravillas de tu creación y oír el alegre trinar de los pajaritos que nos anuncian un nuevo día. Gracias, Señor.
Concédenos el don de tu Espíritu para que nos guíe y acompañe. Nuestro corazón permanece inquieto hasta que haya descubierto la paz y el amor que tú nos ofreces. Ayúdanos a poner nuestra confianza y alegría no en cosas frágiles, perecederas, sino en Ti, en tu Buena Nueva y en el reino que viniste a instaurar entre nosotros. Haznos pobres de espíritu y receptivos, danos a cada uno de nosotros un corazón atento y sabio para seguir buscando hasta que te encontremos a Ti en nuestros hermanos. Muéstranos el camino de la verdadera sabiduría que viene de Ti, que ella nos guíe, nos ayude a servir; que la tengamos como un tesoro que hay que buscar, anhelar, amar y acoger, porque ella nos conduce por caminos de vida y de bendición y nos entrega la visión de lo que es importante, lo que vale la pena. Que guiados por ella podamos caminar orientados, libres, seguros, confiados y con generosidad de corazón para ver las buenas acciones y palabras de nuestros hermanos y sintamos la alegría de servirnos y amarnos como tus verdaderos discípulos. No permitas que hoy sintamos envidia de lo bueno que hacen nuestros hermanos, sino que nos alegremos del bien que hacen y podamos seguir su ejemplo. Danos la gracia de tu santa bendición. Amén.
Un muy feliz y santo día miércoles, colmados de bendiciones y de la Sabiduría Divina.
Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)
* «‘Jesús dijo: No se lo impidáis…’. En esto nos dice que no sólo no nos opongamos al bien de cualquier parte que venga, sino que por el contrario lo procuremos cuando no exista» (san Beda el Venerable).
* «Hacer el bien es un deber, es un carnet de identidad que nuestro Padre dio a todos, porque nos hizo a su imagen y semejanza. Y Él hace el bien siempre» (Francisco).
* «La libertad hace del hombre un sujeto moral. Cuando actúa de manera deliberada, el hombre es, por así decirlo, el padre de sus actos. Los actos humanos, es decir, libremente realizados tras un juicio de conciencia, son calificables moralmente: son buenos o malos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1749)
PALABRAS DEL SANTO PADRE
El Evangelio de la Liturgia de hoy nos cuenta un breve diálogo entre Jesús y el apóstol Juan, que habla en nombre de todo el grupo de discípulos. Habían visto un hombre que expulsaba demonios en nombre del Señor, pero se lo impidieron porque no formaba parte de su grupo. Jesús, a este punto, les invita a no obstaculizar a quien trabaja por el bien, porque contribuye a realizar el proyecto de Dios (cfr. Mc 9,38-41). (…) Las palabras de Jesús desvelan una tentación y ofrecen una exhortación. La tentación es la de la cerrazón. Los discípulos querían impedir una obra de bien solo porque quien la realizaba no pertenecía a su grupo. Piensan que tienen “la exclusiva sobre Jesús” y que son los únicos autorizados a trabajar por el Reino de Dios. Pero así terminan por sentirse predilectos y consideran a los otros como extraños, hasta convertirse en hostiles con ellos. Hermanos y hermanas, cada cerrazón, de hecho, hace tener a distancia a quien no piensa como nosotros, y esto —lo sabemos— es la raíz de muchos males de la historia: del absolutismo que a menudo ha generado dictaduras y de muchas violencias hacia quien es diferente. Pero es necesario también velar sobre la cerrazón en la Iglesia. Porque el diablo, que es el divisor —esto significa la palabra “diablo”, que causa la división— siempre insinúa sospechas para dividir y excluir a la gente. (Ángelus, 26 de septiembre de 2021)