Gracias, Señor, por el inicio de este día segundo de la semana que nos regalas y en la que celebramos la fiesta de Santa Mónica, que nació en Tagaste De Numidia, África. Fue una familia cristiana y estando muy joven se casó con Patricio de quien tuvo dos hijos y una hija. Sufrió mucho a causa de la vida licenciosa de su marido. Después de la muerte de Patricio llevó su vida al lado de sus hijos, pero Agustín siempre fue inquieto buscando la vida del mundo. Santa Mónica rezó y lloró mucho por la conversión de Agustín, a quien ella engendró dos veces: en su humanidad y luego en el Espíritu —como dice el mismo Agustín, quien era el hijo de sus lágrimas—. Murió en Ostia en el año 387, luego de un sublime coloquio espiritual con su hijo. Fue llamada patrona de las esposas, modelo de mujer y de madre; ejemplo de perseverancia en la oración. La insistencia de una madre todo lo puede. Que hoy sea una linda ocasión —en primer lugar— para elevar una oración por nuestras madres, allá donde se encuentren.
Señor, danos perseverancia y constancia, en nuestra oración como la de tantas mamás que no desfallecen en pedirte el don de la salud, el bienestar y la protección para sus hijos. Que de igual manera nosotros te pidamos la protección del alma y del cuerpo para que podamos seguir haciendo tu santa voluntad.
Te damos gracias hoy por santa Mónica, que te suplicó incesantemente por su hijo Agustín para que pudiera encontrarte a Ti en su vida. Concede a todos los padres que sepan ayudar a sus hijos a vivir y a crecer en la vida, haciendo el bien y practicando la misericordia como verdaderos y buenos samaritanos. Que sea un día pleno en tu amor, tu bondad y tu misericordia y ante todo vivido sin “fariseísmos” que nos alejen de ti.
Mucha fe, optimismo, confianza y alegría para retomar nuestras labores. Feliz y santo martes para todos.
Pensamientos para el Evangelio de hoy (Evangeli.net)
* «Los reprende también, porque teniendo cierta jactancia de afectación inútil, abandonan el ministerio de las cosas más útiles. Por lo tanto, de lo primero que debe cuidarse es del brillo de la conciencia interior» (san Hilario de Poitiers).
* «La buena noticia es que Él está dispuesto a limpiarnos, la buena noticia es que todavía no estamos terminados, que como buenos discípulos estamos en camino» (Francisco).
* «La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2468).