Bendecimos y glorificamos la grandeza de tu amor en este fin de semana y te damos gracias por todo lo vivido y recibido. Gracias por tu palabra, que nos invita a caminar por sendas de bondad y misericordia; hoy esta parábola suena tan bien y nos invita gozosa y confiadamente a la esperanza. La fe nos invita a ser humildes, a vivir en sencillez, pero también en astucia, a calcular bien el peso, la medida y el precio de la torre antes de edificarla. Hay cizaña y de vez en cuando colaboramos con ella. Danos fortaleza para que no caigamos en ingenuidades que Tú no deseas.
Nos ofreces mil ayudas para que el trigo termine con la cizaña en nosotros, para que el bien venza al mal, para que el Reino pueda seguir abriéndose camino con nuestra ayuda. No permitas que en nuestro corazón sea sembrada la cizaña del egoísmo o la indiferencia, que perjudique nuestro trigo de la fe, la esperanza y la caridad.
Nuestra Madre camina con nosotros siempre. Madre, ayúdanos a dar buen fruto, a acoger mejor la Palabra, a proclamar con nuevo entusiasmo que viviremos como Tú quieres. Que este fin de semana sea momento de reflexión, de dar gracias a Dios, de tener corazón agradecido por todo lo vivido, por las personas con las que hemos compartido, por las sonrisas y satisfacciones y por las obras realizadas.
Feliz y bendecido sábado.