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27-nov.-2022 domingo de la 1.ª semana de Adviento

ESTEMOS EN VELA Y DISPONGAMOS NUESTROS CORAZONES

Feliz día para todos en este inicio de nuestro tiempo de adviento. ¡El Señor viene! Nos está buscando. ¿Le abrimos nosotros las puertas de nuestro corazón? ¿Le reconocemos cuando nos pregunta si puede entrar? ¿Le reconocemos cuando lo encontramos por la calle, en nuestra comunidad?

Señor, que sepamos acogerte y amarte en las muchas formas en que vienes a nosotros. tú sabes que somos incapaces de construir sin ti un mundo nuevo y mejor. Ven, quédate y marcha con nosotros en nuestro caminar peregrino; enséñanos el camino y construye con nosotros, para que pertenezcamos a ti. Hoy te aclamamos: ¡Ven, Señor Jesús! Ven y sacia nuestra hambre de bondad, alegría y libertad.  Ven y haz que nosotros te hagamos presente en este mundo. ¡Ven, Señor Jesús! Ayúdanos, Señor, a vivir en nuestras ansias de unidad por medio del amor. No permitas que sigamos divididos por nuestra indiferencia y al iniciar este tiempo de adviento danos la ocasión de poder vivir esperanzadamente en anhelo y ansiedad tu venida en la que nuestro único propósito es saber que vienes a unirnos en el amor. Desde este primer Domingo de nuestro tiempo de Adviento “ESTEMOS EN VELA Y DISPONGAMOS NUESTROS CORAZONES”. Amén.

Feliz descanso de fin de semana. Ojalá tengamos nuestra corona de adviento.  

Oración de Paz y Calma

«No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le bastan sus propias preocupaciones» (Mateo 6,34).

Reflexión del papa Francisco

Hoy, primer domingo del tiempo de Adviento, comienza un nuevo año litúrgico... La liturgia nos lleva a celebrar la Natividad de Jesús, mientras nos recuerda que Él viene a nuestra vida cada día, y que volverá gloriosamente al final de los tiempos... Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida: "Permaneced despiertos, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24, 42) ... La espera de Jesús que viene debe traducirse, pues, en un compromiso de vigilancia. Se trata sobre todo de asombrarse de la acción de Dios, de sus sorpresas, y de concederle la primacía. 

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.