Alegre despertar en este inicio de semana en el que le damos gracias a Dios por esta nueva mañana, por los sentimientos que nacen en nuestros corazones y por el deseo de hacer las cosas según el querer y la voluntad del Padre celestial. Con alegría y optimismo vayamos a realizar nuestras labores y a cumplir nuestros anhelos y esperanzas, en esta última semana de nuestro primer mes del año.
Señor, tú nos muestras tu amor, sensible incluso hacia la gente más lastimosa. Suscita también entre nosotros un espíritu con el que nos preocupemos por los demás; y que nuestros propios gestos y palabras reflejen siempre tu amor sin fronteras. Te alabamos por tu Alianza de amor. Tú nos han enseñado que es mejor perdonar que castigar, mejor ayudar que sólo proferir palabras de compasión.
Ayúdanos a tener hacia nuestros hermanos tu actitud compasiva y edificante. Al hombre curado, le dijiste: «Vete a casa, a tus amigos, y diles cuánto ha hecho el Señor por ti». También nosotros digamos cuánto has hecho por nosotros. Qué bonito que todas nuestras acciones, nuestro servicio y buenas obras sean generosas para poderte bendecir y decir: gracias, Señor, quédate con nosotros, protégenos guíanos y acompañanos hoy y siempre.
Qué hermoso sería escuchar estas palabras: «Vete a tu casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor contigo». Demos testimonio por lo que Dios ha hecho por nosotros. Amén.
Feliz lunes e inicio de semana, plena de optimismo, servicio y buenas obras para todos.
Una mirada al interior — Espacio para la reflexión
La esperanza pinta sus cuadros por la tarde. Su lápiz capta nubes cambiantes, hierbas que rompen piedras, gacelas rápidas. Dibuja con frenesí un mundo de vida que se expande por todos lados. Y ya agotada, la esperanza acaba durmiéndose en el suelo, junto a su caballete, mientras la mecen millones de estrellas: las que, en la noche, van hacia el fondo oscuro del universo para abrirlo con su luz a los sueños (Francisco José Ruiz Pérez, sj).
