Alegres por este nuevo inicio de actividades, te damos gracias porque nos podemos levantar y contemplar un nuevo amanecer. Señor, tú no sólo quieres curar, sino enseñar haciendo el bien de la curación. “Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y con salud” son las palabras que diriges a la mujer; y “no temas, basta con que tengas fe”, al jefe de la sinagoga. Nosotros nos quedamos con los milagros, y puede que pasen desapercibidas para nosotros estas palabras tan hermosas, tan llenas de alegría y esperanza. Ayúdanos, Señor, para que, al iniciar nuestras labores en este día, tengamos la misma fe y la confianza que tú nos regalas y sepamos realizar con alegría lo que nos proponemos. Que podamos tocar tu manto de amor y sentirnos curados de nuestros egoísmos, perezas y desencantos, y poder arrodillarnos ante ti y suplicarte que pongas tus santas manos sobre nuestras cabezas y nos cures de todo lo negativo. Abre los oídos de nuestro corazón para que escuchemos tus palabras y sepamos lo que hemos de hacer, con mucha fe y confianza en Ti. Señor, bendícenos, guárdanos y protégenos; guía nuestro caminar.
Feliz y confiado martes, llenos de fortaleza en el Señor. No olvidemos que la fe puede ser silenciosa o expresada con palabras; no importa cómo la expresemos, lo importante es expresarla. Los abrazo y los bendigo.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «La lectura de hoy es un compendio perfecto de esperanza, y la exclusión de cualquier motivo de desesperación» (san Pedro Crisólogo).
* «A Dios le pedimos muchas curaciones de problemas, de necesidades concretas, y está bien hacerlo, pero lo que debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida» (Benedicto XVI).
* «Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso, Jairo, la cananea, el buen ladrón), o en silencio (los portadores del paralítico, la hemorroísa que toca su vestido, las lágrimas y el perfume de la pecadora). Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2.616).