Amanecer a un nuevo día es motivo de agradecimiento, por el don de la vida y la salud con la que iniciaremos el último día del noviembre. Alegrías y sinsabores durante el mes, nuestro balance será positivo en buenos momentos y obras. Gracias, Señor, por todo lo vivido y recibido de tu bondad y misericordia.
Señor, hoy honramos al apóstol san Andrés. Él fue un buscador de Dios. Primero siguió a Juan el Bautista; después, cuando Juan señaló a Jesús, se cambió a Jesús. Trajo a varias personas o grupos a Jesús: a su hermano Pedro, a algunos griegos que te buscaban; en la multiplicación de los panes se dio cuenta del muchacho que tenía los panes y los peces y lo acercó a Ti. Guiados por él, haz que te busquemos sin descanso y que llevemos a muchos hacia ti. Que seas nuestra vida y confianza; no permitas que con egoísmo te guardemos para nosotros mismos sino que te compartamos con todos a nuestro alrededor, con las riquezas de tu amor y perdón, de tu misericordia y compasión.
Ayúdanos, Señor, a comprender que en amor y servicio nos sentaremos en la misma mesa para que todos seamos uno pero ante todo que nuestros pies ahora y siempre sean los del mensajero que esperanzadamente lleva tu presencia y tus palabras a nuestros hermanos. Permítenos echar las redes para que con tu ayuda la pesca sea abundante. Danos la gracia de sentir tu cariño y amor en el llamado que nos sigues haciendo y que nuestro miércoles sea bendecido en tu bondad y misericordia. Amén.
Bendiciones abundantes.
ABRAZADO A TI no existe dolor que no calme, herida que no sane ni rencor que no calme su tempestad.
Abrazado a ti las lágrimas brotan pero siento que cada una las secas.
Mi llanto es redimido en tu dolor y tu fuerza me envuelve por completo.
Abrazado a ti dejame refugiarme, mi amado y eterno Señor.
Abrazado a ti descanso y solo en ti mis fuerzas no flaquean.
Abrazado a ti puedo seguir, descansar y vivir.
Amén.
Oración de Paz y Calma
«Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia; reconócelo a él en todos tus caminos y él allanará tus senderos» (Proverbios 3, 5-6).