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31-ago.-2024, sábado de la 21.ª semana del Tiempo Ordinario

La parábola de las vírgenes nos recuerda la necesidad de estar preparados; la de los talentos, que es necesario ser productivos.

Después de la parábola de las vírgenes prudentes y necias, nos hablas en la parábola de los talentos. En ambas nos hablas del Reino de los cielos| y nos muestras cómo tenemos que vivir los que esperamos tu venida, pero con algunas diferencias. La parábola de las vírgenes nos recuerda la necesidad de estar preparados; la de los talentos, que es necesario ser productivos. Las vírgenes nos insisten en la vigilancia; los talentos, en tus obras. Por ambas te damos gracias, Señor, y te pedimos nos des fortaleza porque nos dejas tu vida y tu amor a nuestro cuidado, como un tremendo capital de promesas que rinda interés al servicio de tus planes y del cumplimiento de la voluntad del Padre celestial.

No permitas que nos contentemos con cavar un hoyo en el campo de la pereza y el desencanto de nuestras vidas, para enterrarnos a nosotros mismos junto con nuestros talentos. Que tengamos el valor de salir para correr el riesgo de hacer la inversión de nosotros mismos en beneficio de nuestros hermanos y de nuestro crecimiento espiritual. Tú mismo nos has capacitado para sembrar la semilla de tu vida y de tu amor. Danos la gracia que, cuando nos pidas cuentas de lo que hemos hecho con nuestras vidas, oigamos de tus labios que hemos sido siervos buenos y fieles porque hicimos mucho con lo poco que tuvimos y que oigamos también tu invitación a entrar a tu alegría y verdadera felicidad. Al final de este mes, lo hemos vivido con mucha fe y optimismo esperando los talentos que generosamente nos regalaste, hayan dado fruto abundante de fraternidad y buenos dividendos de solidaridad. Amén. 

Feliz y bendecido fin de semana.

Pensamientos para el Evangelio de hoy (Evangeli.net)

* «Es más precioso delante de Dios y del alma un poquito de este puro amor, y más provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras obras juntas» (san Juan de la Cruz).

* «El Señor no da a todos las mismas cosas y de la misma manera: nos conoce personalmente y nos confía aquello que es justo para nosotros; pero en todos coloca la misma inmensa confianza. ¡No lo defraudemos!» (Francisco).

* «Estas diferencias pertenecen al plan de Dios, que quiere que cada uno reciba de otro aquello que necesita, y que quienes disponen de “talentos” particulares comuniquen sus beneficios a los que los necesiten (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1937).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.