Ante la gracia de contemplar un nuevo amanecer al inicio de esta semana que tu bondadosamente nos regalas, simplemente tenemos una palabra para decirte: Gracias, Señor, por todo lo que nos das y lo que harás por cada uno de nosotros cuando cumplimos tu santa voluntad. Al inicio de semana que colocamos en tus manos, nos sentimos, Señor, como aquellos discípulos a los que tú les dijiste: “denles a ustedes de comer” y simplemente su respuesta fue de impotencia: “pero no tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Quizá el hecho de sentir esta impotencia en nuestras vidas nos ayuda a abrir el corazón para hallar fortaleza en lo que tú mismo nos das de confianza: “tráiganmelos”, tú les dices. Allí se vive ese gran milagro, la multiplicación de los panes y los peces, pero Señor, más que el milagro de multiplicar los panes y los peces es el hecho de sentirnos verdaderos discípulos, porque ellos mismos fueron los que llevaron los panes y los peces a la gente. Nos enseñas a tener generosidad.
Gracias, Señor, por darnos la ocasión también de ser verdaderos discípulos misioneros que vamos sirviendo a nuestros hermanos y lo hacemos en Esperanza y en consuelo. Al inicio de nuestra semana, te pedimos, Señor, que estos cinco panes que son signo de esperanza, de consuelo, de fraternidad y solidaridad, al igual que estos peces, que son signo de optimismo y sobre todo de servicio, nos ayuden vivir junto con ellos una verdadera entrega, disponibilidad y amor hacia ti. Que nuestra semana esté marcada en éxitos familiares, personales y profesionales; que cada uno de nosotros pensemos al inicio de esta semana que todas nuestras obras son bendecidas en tu amor y en tu bondad; que podamos cumplir tu santa voluntad como la voluntad del Padre para que amemos de corazón y sirvamos con el mismo corazón. Bendícenos, guárdanos y protégenos en nuestra jornada para que sea productiva.
Un muy feliz inicio de semana, llenos de optimismo, de alegría y de felicidad.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «Posiblemente no nos encontramos en situación de dar mucho, pero siempre podemos dar la alegría que brota de un corazón que ama a Dios» (santa Teresa de Calcuta).
* «Esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes para todos. ¡Y atención! No es magia, es un ‘signo’: un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente» (Francisco).
* «La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1416).