Gracias, Señor, por un nuevo día, porque hemos despertado y lo hacemos con salud. Gracias, Señor, porque sabemos que iniciamos nuestra jornada en tu nombre y bendecidas nuestras obras por tu bondad y misericordia.
Tú, Señor, estás en una continua itinerancia, en un ir de un lugar a otro, siempre al encuentro de las personas, siempre movido por el deseo de hacer el bien, de curar, de sanar, de liberar al que más lo necesita y más marginado está. Tú estás lleno del Espíritu del Padre que nos ama a todos y por eso quieres nuestro bien; quieres curar y sanar nuestros corazones de la hipocresía, el odio, el rencor, el orgullo, y de todos los males que nos vuelven insensibles e indiferentes al sufrimiento de los demás y muy en especial al dolor de los más necesitados y marginados. Marcos afirma: “todos los que le tocaban quedaban curados”. Permítenos, Señor, acercarnos para que cures y sanes nuestro corazón de esa debilidad que nos hace caer y nos aleja de tu amor.
Al iniciar esta semana, ayúdanos para que, siguiendo el ejemplo de santa Águeda, demos testimonio de nuestra fe y de nuestro amor con todo nuestro ser, sin vacilar, dudar o temer, porque tú estás con nosotros. Se considera a Santa Águeda, una joven martirizada en el siglo III en Catania (Italia) como la patrona de las mujeres; una muchacha fuerte en su fragilidad, que enfrentó torturas y muerte con entereza y firme, manteniendo su dignidad. En su fiesta es tradición en muchos pueblos que las mujeres tomen el mando del pueblo o ciudad, salgan a las calles y hagan celebraciones. Que sea una buena ocasión para valorar el amor y la ternura de nuestras madres, hermanas, tías sobrinas etc. Que nuestra Madre Auxiliadora sea nuestra protección y que seamos bendecidos en tu amor. Al inicio de nuestra semana, permítenos ser generosos y bondadosos. Nuestro objetivo para esta semana sea: amar, servir, ser solidarios y fraternos en todo momento. Nos bendiga tu misericordia y tu gracia. Amén.
Bendecido lunes y fructífero inicio de semana.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «Cristo lo es todo para nosotros. Si estás oprimido por la injusticia, Él es la justicia; si tienes necesidad de ayuda, Él es la fuerza; si tienes miedo a la muerte, Él es la vida; si deseas el cielo, Él es el camino; si estás en las tinieblas, Él es la luz» (san Ambrosio de Milán).
* «Dios, después de haber terminado la creación, no se “retiró”: Él puede obrar aún. Sigue siendo el Creador y, en consecuencia, siempre tiene la posibilidad de “intervenir”. ¡Dios sigue siendo Dios!» (Benedicto XVI).
* «Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz. Siguiéndole adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos. Jesús los asocia a su vida pobre y humilde. Les hace participar de su ministerio de compasión y de curación (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1506).