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6-oct.-2024, domingo de la 27.ª semana del Tiempo Ordinario

Tú creaste al hombre y a la mujer a tu imagen y semejanza. Tú, que eres amor, quisiste unirlos con el vínculo del amor y hacerles vivir por y con amor mutuo.

Abundantes gracias al Padre celestial, al despertar, por todo lo que nos da, sobre todo sus bendiciones, su presencia, nuestras familias, nuestros amigos, el don de la salud... en fin. Podemos ver en nuestras vidas que son más las alegrías que recibimos que las mismas dificultades que tenemos que afrontar. No estamos solos. Tú nos regalas la compañía ideal para que nuestro caminar no sea pesado. Gracias por aquella PERSONA tan especial que nos has regalado y que es mi esposa o mi esposo. Las primeras páginas de la Biblia nos dicen que Tú creaste al hombre y a la mujer a tu imagen y semejanza. Eso quiere decir que Tú, que eres amor, quisiste unirlos con el vínculo del amor y hacerles vivir por y con amor mutuo. Así era al principio. Y así debería ser hasta ahora. Cuando nos enviaste a tu Hijo, Él hizo más sagrado el vínculo entre esposos y esposas todavía, asegurándoles tu gracia. Hoy te pedimos fidelidad y profundo amor para nuestros matrimonios y también para todas nuestras amistades. Que nuestro amor perdure y el deseo ardiente del esposo y la esposa en el día de su matrimonio siga siendo: “¡Que nuestro amor no se marchite; que dure!” Esto no es solamente un deseo tuyo  para ellos, sino que es su mismísimo mandamiento. 

Tú quieres que la unión de los esposos en amor sea como tu propio amor: fiel, fuerte, perenne, una verdadera alianza de amor. Con todos los matrimonios, con todos aquellos a quienes la amistad nos vincula juntos. Que nuestro amor, de los unos a los otros y por los otros, sea fuerte, fiable, fiel. En este día danos la gracia de tu amor que es incondicional, fiel y generoso y poderlo compartir con “el que está a mi lado y con quien puedo compartir mis alegrías y mis tristezas. También te damos gracias por nuestro amigo o nuestra amiga con quien puedo compartir los momentos de felicidad o de tristeza. A Ti te alabamos, te bendecimos y te glorificamos y te damos gracias por tu amor y tu presencia en nuestras vidas.

Cultivemos el amor, protejamos el amor, abonemos el amor. Nuestra Madre Santísima nos acompañe, ya que la celebraremos con mucho amor en esta fiesta tan especial: Nuestra Señora del Rosario. El amor y la ternura nos acompañen siempre. 

Feliz y especial Domingo. No olvidemos aquellas sabias palabras: FAMILIA QUE REZA UNIDA, PERMANECE UNIDA.  Un muy feliz, compartido, agradecido y alegre Domingo.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.