Día para iniciarlo en tus manos y sentirnos en tu presencia. Danos la gracia y la fortaleza para que en este día podamos realizar alegres y optimistas las obras que tu deseas que realicemos. Hoy te pedimos que sea un día agradable y sin preocupaciones y si las llegamos a tener, tengamos la seguridad que tú nos ayudarás a salir adelante.
Muchas veces tenemos actitudes negativas que nos llevan a fallarles a nuestros hermanos y en este día nos enseñas que los prejuicios pueden llevarnos a lo negativo y no valorar el verdadero sentido que pueden tener para nosotros nuestros hermanos, sobre todo los débiles, los heridos en el corazón, los enfermos, desconcertados…; Sin embargo, tu actitud es diferente. Para ti no existen las fronteras en tu misericordia; a todos anuncias tu palabra y haces el bien. Te das a todos, pero en especial a los más necesitados. En este pasaje es a la hija endemoniada de la cananea, mañana será el sordo, luego al paralítico, al ciego… Así es tu bondad, Señor, porque tú no miras más que el corazón y nuestras necesidades. Que en esta jornada, miremos con los ojos del corazón y colocando en tus manos todo lo que hay en él, nuestros sueños e ilusiones, con la esperanza de que nos ayudes a hacerlos realidad con la fuerza de tu Espíritu. Ponemos en tus manos nuestras preocupaciones, temores, y dificultades, nuestros miedos. Señor, hoy estarás llenándonos de todo lo que se requiere para ser feliz. Gracias por salir a nuestro lado a iniciar este nuevo día. Nuestra fe y confianza en ti, sea la insistencia de la mujer Cananea que sabiendo sus pocas posibilidades de ser escuchada, da argumentos que mueven tu corazón: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». Te alabamos y te glorificamos. Un muy confiado y vocacional jueves.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
* «Cuando nuestra oración no es escuchada es porque pedimos mal, con poca fe o sin perseverancia, o con poca humildad» (san Agustín).
* «Jesús alaba a la mujer siro-fenicia que insistentemente le pide la curación de su hija. Insistencia que es ciertamente muy agotadora, pero esto es una actitud de la oración. Santa Teresa habla de la oración como una negociación con el Señor» (Francisco).
* «Del mismo modo que Jesús ora al Padre y le da gracias antes de recibir sus dones, nos enseña esta audacia filial: ‘Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido’ (Mc 11,24). Tal es la fuerza de la oración, ‘todo es posible para quien cree’ (Mc 9,23), con una fe ‘que no duda’ (Mt 21,22) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2.610)